La tienda era
para los egipcios lo que ellos denominaban el “cuerpo de gloria” que rodea al
espíritu (160); también el Tabernáculo
de los judíos estaba envuelto en una tienda en el desierto, siendo su tela
hilada con pelo de cabra (Ex. 35.26). También en Siria en la actualidad las
tiendas son confeccionadas de pelo de cabra. Fátima consigue el símbolo de
conjunción, integrando todas las funciones que fue desarrollando en su
peregrinar.
Una leyenda china citada por FRAZER
relata que “hace muchos años la ciudad de Tsuen-Cheu-Fu cuya configuración se
asemeja a una carpa, frecuentemente servía de presa a las depredaciones de la
vecina ciudad de Yung-Chun, cuya forma se parecía a la red de un pescador,
hasta que los habitantes de la ciudad víctima concibieron el plan de erigir en
su centro dos altas pagodas. Estas pagodas que todavía se elevan sobre la
ciudad de Tsuen-Cheu-Fu, han ejercido desde entonces la más feliz influencia
sobre sus destinos al interceptar la red imaginaria antes de que pudiera caer y
enredar en sus mallas a la imaginaria carpa”
(161). Aquí encontramos el mástil y la tienda como pagodas en el centro,
la integración del sistema de opuestos (2 pagodas) permite escapar de las redes
de la
Ciudad-Madre Terrible (JUNG toma la ciudad como símbolo
materno como ya se expuso).
Fátima consigue el símbolo de
conjunción, integrando las funciones que fue desarrollando en su peregrinar.
Ahora integrado está en condiciones de elegir, comenzando a gobernar los hilos
de su existencia, la nueva aparición del Padre-Emperador-Animus, esta vez
concediendo el deseo y no imponiendo lo demuestra. Como afirma el viejo dicho
astrológico: el sabio gobierna sus estrellas, el necio es dominado por ellas,
al hacer conscientes sus habilidades se reconcilió con la Gran Madre , que la
azotó con el único motivo de que se realizara.
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2 -
Podemos
agregar otra perspectiva de análisis: los mismos sufís, autores de estos
cuentos comentaban los distintos niveles de sus textos. Si miramos desde el
enfoque sociológico, podemos observar que la identificación con el mandato
paterno en Fátima, es propia de la Sociedad Patriarcal
Islámica, donde la mujer es rebajada, convirtiéndose en “objeto de deseo - al
decir de Lacán - sin posibilidad de alcanzar su propio desarrollo.
La ironía de
los sufís lleva a colocarle el nombre a la heroína del relato, de Fátima, la
hija favorita del profeta Mahoma, fundador de la religión y preceptos
islámicos. Por otro lado la heroína comienza su viaje siguiendo el ciclo solar
habitual al extremo occidente donde sufre el devoramiento (la pérdida de la
función paterna rectora), acercándose, en su viaje nocturno (inconsciente) por
Alejandría primero y Estambul después, al extremo Oriente en China, donde
alcanzará su meta final, luego de la comprensión (surgimiento de la
conciencia-amanecer).
Emperador
Fabricante
de Mástiles
Padre
China Occidente
(Surgimiento de la conciencia) (Devoramiento-Naufragio)
Alejandría
Estambul
Si el análisis es correcto Fátima
debe “matar” a su padre Mahoma y su ley para poder alcanzar la individuación,
consiguiéndola fuera de las condiciones habituales de su medio, pasando de
“objeto” a “sujeto” del deseo, utilizando la idea de Lacan, desarrollando su
ser. Citamos nuevamente la frase de Edinger (ver pág. 2): “el proceso de
conocer (conciencia) es un proceso de poder. Ser conocedor significa dominar el
objeto conocido por el poder del Logos. Ser conocido equivale a ser víctima del
conocedor.”
Recordemos que en la Biblia el verbo “conocer”
se aplicaba al conocimiento carnal, si comparamos con este proceso nos da la
pauta del dominio del hombre sobre la mujer, transformándola en “objeto” del
deseo (ver pág. 55), vengándose ésta en forma de Madre Terrible Devoradora. El
integrar el Animus-Logos, pudiendo salvar la dicotomía objeto-sujeto, lleva al
desarrollo del ser femenino (la integración del Animus-Viejo Sabio-Capricornio)
alcanzando su Sí-Mismo. El hombre patriarcal (Capricornio) dominador en el
pensamiento-percepción, pero víctima en el sentimiento-intuición, si alentase
este proceso sería, como vimos, recompensado por las bendiciones de la Gran Madre (Cáncer) y
de las Mensajeras del Destino, que facilitarían su Búsqueda hacia el Sí-Mismo.
En nuestra sociedad actual, esto ha
cambiado ligeramente, presentándose nuevos problemas. Con gran clarividencia
Reiner María RILKE dijo en 1904: “La muchacha y la mujer, en su despliegue
nuevo y propio, serán sólo transitorias imitadoras y repetidoras del modo
masculino de ser y no ser. Por la inseguridad de tales tránsitos se mostrará
que las mujeres sólo han pasado por la plenitud y alternancia de esos disfraces
(a menudo risibles), para purificar su naturaleza más propia de los influjos
deformadores del otro sexo” (162). RILKE
se refiere a la llamada posesión por el Animus, cuya primera imagen es el
Padre, el Padre Saturno-Capricornio.
Desde otra concepción, pero con el
mismo significado, se refiere a esta mujer poseída por el Animus-Saturno,
Alexander LOWEN: “La natural función de la madre (Cáncer) se ha visto
reemplazada por la madre-manager. Bajo el consejo de los pediatras, con sus
recetas y reglas, su papel ha pasado de ser el suelo donde el bebé echa sus
primeras raíces (...) a ser una organizadora y administradora.” Recordemos las
características de Capricornio mencionadas (ver pág. 5), ahora seducida por el
Padre-Cultura, se olvida de su propio instinto maternal (Cáncer). “Está allí
para su hijo, prosigue LOWEN, pero no en su naturaleza esencial de mujer. Todas
sus actividades podría hacerlas fácilmente un hombre: preparar el biberón, dar
de comer al niño, cambiar los pañales o bañarle. No es sorprendente que la
mujer se sienta agobiada por labores que no colman su naturaleza. E incluso si
resulta ser una manager eficiente no recibirá de sus hijos el aprecio y el amor
que una madre quiere y debería tener.”
(163)
LOWEN afirma
que “administrar una casa reduce a los niños a nivel de objetos”
(pensamiento-percepción), el “conocimiento objetivo” de Capricornio) y prosigue
diciendo que “todos sus pacientes depresivos han tenido esta sensación”, lo que
confirmaría lo expuesto más arriba (ver La Depresión ). El peligro para la individuación en
la mujer y como consecuencia para todos los seres, es la posesión del
Animus-Saturno-Cultura, que la aleja de su naturaleza, ya que como dice LOWEN:
“Los peores efectos de la
Tecnología , el poder, el egoísmo y la objetividad han sido
los relativos a los trastornos en la relación madre-hijo” (164). La Máscara (Capricornio) ha
seducido a la Madre
(Cáncer).
¿Por qué se produce esta seducción?.
Podemos pensar que por la misma confusión dada entre el arquetipo Máscara y el
Sí-Mismo en la psique masculina (ver pág. 23/24), pero ahora en la evolución de
las figuras del Animus (VON FRANZ da 4 etapas): la primera es la del padre y
por extensión al Padre-Cultura: el estadio más alto es la “encarnación del
Significado. En este elevado nivel, se convierte (como el ánima) en mediador de
la experiencia religiosa por lo cual la vida adquiere un nuevo
significado” (165). El ánimus al poseer
la psique femenina se convierte en una especie de Máscara que encuentra
significación sólo en las opiniones rígidas del Padre-Cultura (o erigiéndose en
otra verdad “absoluta”) perdiendo, al ser barrida la conciencia femenina, su
función natural que es la conectora con los contenidos del Inconsciente
Colectivo, dando, como dice VON FRANZ, “a la mujer firmeza espritual, un
invisible apoyo interior que la compensa de su blandura exterior” (166). El personaje de Fátima, a pesar de las
diferencias culturales, es un cabal símbolo de este proceso.
(160) CIRLOT, J.E.: loc. cit., pág. 440.
(161) FRAZER, J.: La Rama Dorada , F.C.E.,
México, 1986, pág. 61.
(162) RILKE, Rainer María: Cartas a un joven
poeta, Edit. Galerna, 1985, pág. 882.
(163) LOWEN, A.: La Depresión y el Cuerpo,
pág. 213.
(164) Ibid, pág. 209.
(165) VON FRANZ, M.L.: El Hombre y sus Símbolos,
Edit. Caralt, 1984, pág. 192.
(166) Ibid, pág. 193.
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