viernes, 11 de julio de 2008

BUENOS AIRES ODISEA IMAGINAL


En este libro el autor hace un recorrido novelado del Proceso de Individuación postulado por el Dr. Carl G. Jung y auxiliado, fundamentalmente, por imágenes de los arcanos mayores de Tarot. En su camino el protagonista confronta con diversos personajes de su Inconsciente, evolucionando hacia una paulatina integración de su personalidad y ampliación de su conciencia de Ser.

La historia se desarrolla en el Buenos Aires contemporáneo, donde surge desde un plano onírico un personaje arquetípico de la mitología porteña, un guapo del 900. Entre las letras de tango, las imágenes del tarot y los mitos universales la trama nos va llevando en un viaje que va más allá del espacio y el tiempo, para traernos nuevamente a esta dimensión con una consciencia ampliada y renovada.


A continuación un extracto del primer capítulo


¿Así que no estás borracho?... ¡A ver, hacé el cuatro!"" me gruñó el agente. Parecía de otra época, el traje azul estaba confeccionado con tela de algodón, sin el brillo que le dan las telas plásticas asfixiantes para nuestros poros. Esos bigotes parecían de uno de esos personajes de principio de siglo. ¿Y esa expresión?... hacer el cuatro, ¿de qué me está hablando? Debo estar tan bebido que no recuerdo donde vivo y quien soy, a propósito, ¿quién soy?... Otro grito más fuerte me sacudió... ""¿Qué te pasa? ¡Encima de curda, sordo! ¡Hacé el cuatro o te meto en cana!"". Ahora el asunto parecía ponerse más serio. Instintivamente levanté mi pierna izquierda y la crucé sobre la derecha, mi pie quedó colgando hacia mi diestra y n-ú rodilla hacia mi siniestra. Siniestra... Siniestra, realmente esta situación lo es; ¿cómo vine a parar aquí? Me miro los zapatos, charolados blancos y negros, el pantalón a rayas y tengo un sombrero. Pero ¿qué ropa es ésta? Antes de que pudiera contestarme siento mi cuerpo temblar y mi precario equilibrio se desmorona... ""Conque no habías tomado nada"" dijo con sorna el policía. No hay nada que hacer, con el cuatro no podés mentir... Se quedó mirando mi humanidad desplomada; tenía sus brazos apoyados en la cintura y una pierna adelantada y flexionada con aire sobrador.""Vamos levantase"", sugirió patemalmente. ""Te voy a tener que llevar a la comisaría"" prosiguió en medio de mi estupor. Como pude me reincorporé, realmente no entendía nada, estaba vestido como a principios de siglo, parecía borracho y para colmo me iban a detener. En ese momento la luz de un farol iluminó tenuemente la figura de un hombre maduro vestido con impecable traje negro cruzado, sombrero y zapatos del mismo color y su cuello rodeado por un hermoso pañuelo blanco. La figura aparecía fantasmagórico como surgida del medio de la noche húmeda y brumosa. ""Agente García"", exclamó con voz profunda. El vigilante se quedó enmudecido, su postura cambió, parecía como si hubiera escuchado a un superior. ¿Sería un policía de civil? Giró colocándose en posición casi firme y saludó servilmente: ""Cómo le va Don Ricardo""."

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