Marsilio Ficino
Como señalé en la introducción Ficino fue el traductor de las obras platónicas, neoplatónicas
y herméticas y de esta base surgirá su filosofía, su “docta religio”. En su condición de sacerdote quería
armonizarlas con el cristianismo. Pero no quería resaltar – a diferencia de Agustín de Hipona- la superioridad del
cristianismo sino la de Platón, cuyos escritos coincidían con los cristianos e incluso los superaban , a su entender.
Ficino había tomado del hermetismo la idea de una revelación de Dios a través de diversos representantes:
Zoroastro, Moisés, Hermes, quien al regresar a Grecia se la transmite a Orfeo, Museo y finalmente Platón.
Esto parece surgir del arquetipo emergente, dado que esta revelación o logos da la idea de una unidad (IX), una
herencia (Escorpio) que se transmite desde los albores de la humanidad. Ficino lo declara: “Porque los hombres
singulares, bajo una sola idea y una misma especie, son un solo hombre...esto es, la llamada humanidad que
atiende y cuida a todos los hombres como si se tratara en cierto modo de hermanos nacidos en larga sucesión
de un mismo padre.” De ello concluye Azara: “ todos los escritos verdaderos venían a decir lo mismo porque reflejaban el encuentro íntimo entre el poeta-teólogo y Dios”