domingo, 16 de junio de 2013

  

   El Mito Solar y el Proceso de Individuación (1º Parte)

Introducción:
                       La importancia del simbolismo solar en la Mitología y en la Astrología está fuera de toda discusión y  no necesita ser demostrada. Sin embargo a pesar de su importancia como luminaria en la Astrología, no cuneta con una técnica propia para mostrar la evolución psíquica a largo plazo de uno de los significados en los que mito y Astrología confluyen: la finalidad vital, el sentido teleológico o finalista de la existencia y del desarrollo de la Conciencia, iluminando e integrando las áreas nocturnas del Inconsciente, proceso que Jung, en el campo psicológico,  denominó Individuación.

       La Revolución Solar como técnica anual se nos presenta para este propósito como de características más acotadas, a pesar de contar con un ciclo de repeticiones, debido a la multiplicidad de acontecimientos  que simboliza, dificultándose la visión orgánica a largo plazo. El Ciclo Sol-Luna progresado, propuesto por Rudhyar, se acerca a la idea de ciclo evolutivo que en su recorrido de 30 años, se asemeja al “eterno circunvalar al Mandala”, al símbolo de la Totalidad  psíquica: Consciente- Inconsciente, que Jung denominó el Sí-Mismo, para diferenciarlo de la conciencia del yo personal. El Mandala Zodiacal representa esta totalidad y es justamente el Sol  el único símbolo, aparte del Mandala, que reproduce su estructura al ser delineado tradicionalmente como un círculo con un punto central.
      De esta forma, el Sol sería como un pequeño mandala, el vehículo a través del cual el Sí Mismo, como Gran Mandala,  expresaría la finalidad  vital . Este vínculo no es arbitrario, la misma relación guarda para Jung el arquetipo del héroe solar-  el paso del mito cosmogónico al ser humano- con el arquetipo del Sí- Mismo, siendo su manifestación y su tarea la de combatir e iluminar el lado oscuro de la personalidad para alcanzar la realización. El tan trillado ejemplo, pero siempre efectivo, del héroe solar Hércules en sus doce trabajos para alcanzar su estatura divina en la apoteosis olímpica.
     Sin embargo, volviendo al ciclo Sol-Luna progresado, más allá de su efectividad, el eje de cambio está puesto en la Luna, y el Sol puede llegar a progresar a lo sumo tres o cuatro signos zodiacales, con lo cual la tarea heroica simbolizada por el mito queda incompleta. Según la afinidad por elemento, o el aspecto realizado entre el vehículo de la emoción inconsciente, motor del proceso (Luna) y la conciencia solar, dependerá la capacidad de integración o de resistencia a la misma. Por lo tanto la finalidad vital solar  podría  verse impedida, además  de las limitaciones en su circunvalar.
      El ciclo anual es demasiado efímero para encontrar resultados tangibles permanentes, dada la lentitud de los procesos psíquicos interiores, quedando en meras aspiraciones. De esta forma la astrología solar  encuentra que, en forma paradojal,  para mostrar estos procesos evolutivos se recurre a los ciclos de los planetas exteriores que y también a progresiones simbólicas del Ascendente, vehículo del yo consciente individual. ( como en el caso de la Pro-Luna, etc.).
      Sin dudar de su validez  y aplicación para otros tópicos, esto nos podría mostrar, en el caso del Ascendente, el predominio en Occidente del centramiento del yo en la cabeza (Aries- Asc.), lejos de nuestro tradicional símbolo del Centro: el Corazón (Sol-Leo) y que una de las imágenes religiosas compensadoras de este desfasaje: el Sagrado Corazón fuera iniciado en el siglo XVII, siglo en el que esta división  cartesiana del mundo se estableciera (Descartes es, coincidencia significativa, nativo de Aries).
      Dada esta imposición cultural, Jung plantea la dificultad del Proceso de Individuación, siguiendo a los alquimistas (quienes sufrieron otro tipo de imposición cultural) como un “opus contra natura”. Sólo si la cabeza-ascendente en su circunvalar se aúna al corazón-sol (exaltación en Aries, I) interpretando y siendo su heraldo en el mundo, es que el Asc. se puede transformar en vehículo para la individuación, la des-integración habitual entre ambas lleva a que el yo se dedique a su propios motivos egoístas (Marte- Aries), lo cual está en exacta oposición a los propósitos individuatorios.  
      De esta necesidad de encontrar algún vínculo entre el mito solar- heroico, el proceso de Individuación y una posible traducción astrológica significativa, surge este pequeño trabajo. Aquí intento explorar los basamentos míticos generales, la interpretación moderna de Jung y la factibilidad de la aplicación en una técnica astrológica. (sigue en la segunda parte)

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