sábado, 12 de julio de 2008

"LA INFLUENCIA DE LA ASTROLOGÍA EN EL CONCEPTO DE LIBIDO EN C.G. JUNG"



Introducción
:
Es un hecho indudable el influjo de las ideas de C. G. Jung en la Astrología moderna, comenzando por su iniciador Dane Rudhyar. En 1936, en la primera edición de su “Astrología de la Personalidad”, tomaba , con algunas diferencias, conceptos vertidos sobre la Astrología por el psiquiatra suizo y aunaba sus descubrimientos con el simbolismo astrológico.
Rudhyar afirma: “Por sobre todo, recalcamos los valores y usamos una terminología que se halla en la obra de C.G.Jung, porque estamos convencidos de su validez inherente, y también porque se ajustan tan notablemente a la disposición general del simbolismo astrológico.”(1)
La pregunta surgida es ¿cómo es que esta terminología se ajusta tan notablemente a la astrología?…¿Podríamos hablar de una simple casualidad?…
En el trabajo “Tipología Junguiana y Astrología” presentado en el segundo congreso de Cosmovisión, demostré que la teoría de los instintos junguiana parece una traducción de la antigua concepción de los 4 elementos que se transformarían en los humores de la medicina hipocrática antigua.
Si esta hipótesis se podría confirmar con otros hallazgos de la psicología junguiana, nos encontraríamos con el sorprendente descubrimiento de un ascendiente astrológico sobre el pensamiento de Jung..

¿Será esto posible?, nos preguntaríamos en primer lugar. De comprobarse , nos explicaría con facilidad la visión de Rudhyar, pero nos surgiría otra pregunta.¿ Por qué la reticencia a manifestar abiertamente este influjo, a diferencia con la Alquimia?
Dada la extensión del trabajo, sólo me concentraré aquí en el concepto de líbido.
Astrología y Sincronicidad
Aunque no es la primer declaración oficial sobre la Astrología- en 1928 la pone como ejemplo de los contenidos míticos presentes en el Inconsciente Colectivo- en el obituario de su amigo Richard Wilhelm (10/5/1930), la nombra junto al I-Ching, refiriéndose por primera vez al principio de Sincronicidad.
En esta presentación se explaya, en primer lugar sobre el oráculo chino y luego agrega como ejemplo de esta fenomenología a la Astrología sería considerada como “un ejemplo de sincronía en gran escala, si se dispusiera de resultados universalmente seguros. Pero sí hay algunos hechos lo suficientemente seguros y afianzados mediante amplias estadísticas, que pudieran hacer aparecer el cuestionamiento astrológico como algo digno de consideración filosófica. (su respetabilidad para la psicología está asegurada, pues representa el compendio de las nociones de la psicología de la Antigüedad) (2)
Es sugestiva la aparición de la afirmación entre paréntesis y el reconocimiento para su cuestionamiento filosófico fuera de él. Nos muestra la cautela de Jung frente a la Astrología. Esta actitud tiene su fundamento, como él mismo sugiere en el obituario. El principio sincronístico en el que se basaría la Astrología: “se encuentra aparentemente en radical oposición a nuestra cosmovisión occidental científica causal –teleológica. En otras palabras, él es extremadamente anticientífico y nos está prohibido, de ahí que se sustraiga y resulte incomprensible a nuestro juicio científico.” (3)
Para Jung, quien con su extremada prudencia (3a), quería mantenerse dentro del campo Científico, hacer afirmaciones de este tipo era extremadamente riesgoso. En el caso del I-Ching, era más fácil defender esta forma dadas las diferencias culturales. En el mismo obituario comenta su experiencia con el presidente de la “British Antropological Society”, quien le pregunta como un pueblo con un intelecto tan desarrollado como el chino, no había desarrollado un conocimiento científico.
A lo cual Jung le respondió que el I- Ching era la obra “standard” de su ciencia y se basaba en un principio completamente diferente del occidental.
Más difícil era hacer esta distinción con la Astrología- pese a su origen caldeo- dada la influencia en el pensamiento occidental y más aún con el agravante de haber sido expulsada de la Universidad en el siglo XVII .
Esta precaución no dejaba de mostrar una actitud valiente, sabiendo que se enfrentaba a los Prejuicios científicos- que aún hoy existen- con respecto a la Astrología.
Lo mismo ocurría con el principio de Sincronicidad que esbozara en ese momento, tardó 22 años en acumular evidencia y esclarecerlo para pronunciarse definitivamente en “Interpretación de la Naturaleza y la Psique” donde incluirá un experimento astrológico.
La pregunta que nos surge es – si además de lo citado- habría alguna razón más para esta extrema cautela y si podemos precisar cuando se inicia el contacto de Jung con la Astrología.
El Epistolario Freud-Jung
En 1974 se publicó el epistolario sostenido por Freud y Jung entre 1906 y 1914. Jung se había resistido a que se publicara mientras estuviera con vida, a pesar de la aprobación de los herederos de Freud. Primero autorizó la publicación transcurridos 30 años de su muerte, en otro momento en 1980. Luego de su fallecimiento en 1961, y tras intensas negociaciones, se llegó a un acuerdo y se publicaron en 1974.
De las 360 cartas que intercambiaron hay 3 referidas al ocultismo (138 Jung, 139, Freud; 254J, 255F; 259J,260F). Las respuestas de Freud habían sido autorizadas por Jung y Ernest Jones para su publicación en “Recuerdos, Sueños y Pensamientos”.
La primera se refiere a la experiencia relatada por Jung en su autobiografía. Discutiendo sobre Parapsicología y Ocultismo, Freud los rechazaba de acuerdo a la concepción materialista de la época. Jung en ese momento sintió su diafragma un calor como de hierro incandescente y se produjo un fuerte crujido en la biblioteca de Freud. El psiquiátra suizo comentó que se había producido un fenómeno de exteriorización catalítico, y predijo que se repitiría ante el asombro del vienés.
En las otras dos cartas aparece el tema de nuestro interés: la Astrología.
En la carta 254 del 8 de mayo de 1911, Jung escribe: “hemos de conquistar también al ocultismo. Y me parece que a partir de la teoría de la libido. Ahora le estoy dando vueltas a la astrología, cuyo conocimiento aparece imprescindible para la comprensión de la mitología. En estos oscuros dominios existen cosas maravillosamente extrañas.”(4)
En esta misiva comienza a avizorarse el motivo de la ruptura entre estos dos gigantes de la ciencia: la teoría de la libido. Pero en el próximo párrafo podemos observar el ascendiente de Freud sobre Jung y la ambivalencia juvenil del suizo: “Déjeme, por favor, vagar, a mis anchas por estas infinitudes. Traeré un rico botín para el conocimiento del alma humana. Tengo que embriagarme durante un cierto tiempo con aromas mágicos, para llegar a comprender por completo que clase de misterios alberga el inconsciente en sus abismos..” (5).
Ante este pedido Freud responde (carta 255) el 12 de Mayo: “Yo sé que sus tendencias más íntimas le impulsan a usted al estudio del ocultismo y no dudo que retornará usted ricamente cargado. En contra de ello no hay nada que hacer y tiene razón todo aquel que sigue la concatenación de sus impulsos. Su fama precedente de la “Demencia” resistirá algún tiempo al insulto de “místico”. Pero no se quede usted ahí, en las colonias tropicales, es necesario gobernar en casa.”(6)
Con la sabiduría del Senex, Freud no se opone al impulso puer de Jung (6a), pero desliza una sutil (no tanto) amonestación y advertencia: su fama científica ganada a través de los escritos sobre la “Demencia Precoz” resistiría un tiempo, pero si se quedaba allí el “insulto de místico” caería sobre él.
Para Jung esta admonición no habría pasado sin consecuencias, dada la relación filial entre ambos, “el primer hombre importante que había conocido”(7) como lo expresara él mismo en su vejez.
Pero el impulso a la liberación del puer de su tutela del Senex-Padre parecía estar desatado (7a). Un mes después ( 12 de junio de 1911) el joven Jung insiste y profundiza en el tema: “Mis noches están muy ocupadas por la astrología. Calculo horóscopos, a fin de colegir su contenido en cuanto verdad psicológica. Hasta ahora he visto algunas cosas notables, que seguramente ha de parecerles a usted increíbles. En una señora, el cálculo de las posiciones de las estrellas, dio por resultado un cuadro de carácter muy determinado, con algunos detalles acerca del destino, pero que no le correspondía a ella, sino a su madre; en ésta los rasgos de carácter se ajustaban perfectamente. Dicha señora padece un complejo materno extraordinario. He de decir que muy bien podría descubrirse un buen trozo de saber intuitivo derivado del firmamento. Parece ser, por ejemplo, que los signos del Zodíaco, son imágenes correspondientes al carácter, es decir : símbolos de la libido que describen las correspondientes cualidades típicas de la misma.”(9)
La respuesta del sabio vienés (15/6) esta vez es mucho más calma: “En cuestiones de ocultismo me he vuelto modesto desde la gran lección de las experiencias de Ferenczi. Prometo creer todo aquello que de algún modo pueda aparecer como razonable. Pero usted sabe que no lo hago de buena gana. Mas mi hybris(soberbia) está rota desde entonces. Me gustaría saberle de acuerdo con Ferenczi, si uno de ustedes se decide a dar el peligroso paso hacia la publicidad y me imagino que ello puede ir unido a una completa independencia durante el trabajo.” (10)
Volviendo a la carta del 12/6, ésta nos muestra a Jung munido de la habilidad de levantar temas natales y de interpretarlas, incluso con gran sutileza psicológica al advertir la influencia lunar (complejo materno) opacando las dominantes personales del nativo. Por otro lado comienza a perfilarse la ulterior investigación al referirse al “trozo de saber intuitivo derivado del firmamento”. Finalmente, el motivo de esta investigación, la explicitación- en aquel temprano momento- de los signos zodiacales como símbolos de la libido que describen cualidades típicas de la misma.
Dos interrogantes nos surgen aquí: ¿esta apreciación habrá tenido influencia en su nuevo concepto de libido?. De ser así , ¿cómo el puer Jung se atrevió a dar “ el peligroso paso a la publicidad” de este hallazgo?
El Concepto de Libido
Las cartas siguientes expresan el trabajo en la nueva concepción de la libido. El 14/11/1911 Jung , al referirse a la segunda parte de Transformaciones y Símbolos de la Libido que estaba redactando, escribe: “Me he enfrentado muy osadamente con la teoría de la libido. Aquel pasaje de su análisis de Schreber en el que se tropieza usted con el problema de la libido(naturaleza de la libido cuya retirada da lugar a pérdida de la realidad) es uno de los puntos donde la senda de mis ideas se cruza con una de las suyas. Opino, precisamente, que el concepto de libido de los Tres ensayos ha de ser ampliado en cuanto al aspecto genético, a fin de que la teoría de la libido pueda ser aplicada a la demencia precoz” (11).
Jung opta en estos primeros escarceos a su “fama precedente” como investigador de la Demencia Precoz, y deja de lado, momentáneamente, toda mención simbólica. Sigue la psicología del Puer, se apoya en teorías prestigiosas para tratar de exponer sus ideas.
El senex Freud ya le había hecho notar esto en la carta anterior (12/11/1911) cuando, al leer la primera parte de Transformaciones y Símbolos de la Libido, le comenta : “Hay en él muchas cosas tan bien expresadas que retenerlas en la memoria, como definitivamente formadas que están.(…) En el capítulo sobre los dos modos de pensamiento lamento su gran erudición. Me habría gustado que hubiese dicho todo con palabras que le son más propias. Todo pensador habla en su propia jerga, al fin y al cabo, y las múltiples traducciones son fatigosas”(12)
En la misma carta del 14/11, Jung le contesta a esta crítica: “Usted extrae las piedras preciosas del seno de la tierra, yo tengo en cambio el “degree of extensión”. Como usted sabe, yo debo caminar siempre desde fuera, hacia dentro y deducir lo particular a partir del todo. Se me haría demasiado inquietante dejar aparte amplios sectores del conocimiento humano”(13).
Observamos el llamado freudiano a la exposición heroica y el cambio en los dos párrafos: uno aceptando la observación y en el otro tomándola “osadamente”. El Puer se quiere transformar en héroe, pero aún “la cosecha no estaba madura” parafraseando al Jung posterior.
Un mes después el 11/12, Jung le expone a su mentor sus nuevas ideas de la libido, afirmando su desacuerdo que la pérdida de la realidad en la Demencia Precoz, no se podía reducir a la represión de la libido definida como hambre sexual. Le explica que ha vertido estos nuevos conceptos en un capítulo de la segunda parte de Transformaciones y que no puede extenderse en la correspondencia al respecto. “Lo esencial –afirma- es que intento sustituir el concepto descriptivo de libido, por otro genético, el cual comprende, parte de la libido sexual actual, aquellas otras formas de la libido que están destacadas de antiguo en funciones firmemente organizadas. Aquí resulta inevitable una pequeña dosis de biología.”(14)
Aquí podríamos detenernos a reflexionar sobre este período entre el 8/5 y el 11/12. En la primer carta Jung se había propuesto conquistar el ocultismo a través de la teoría de la libido, luego -sin modificar aún ninguna postura teórica- toma el Zodíaco como símbolo de la libido y las cualidades específicas del carácter. Ante los peligros advertidos por Freud, opta por dejar de lado el ocultismo y la Astrología para centrarse en el problema de la Demencia Precoz y de allí plantear una libido genética ampliando el concepto de libido sexual.
De lo expresado en este período parecería que sus estudios astrológicos podrían haber colaborado para deducir aquellas otras formas “que de antiguo están destacadas en funciones firmemente organizadas”. La deducción para un astrólogo es sencilla: la libido sexual correspondería a Escorpio, los otros 11 signos corresponderían a formas distintas de esta libido. La amplificación astrológica parecería confirmarlo: durante este período Urano había pasado directo sobre el Ascendente (8/5), luego retrograda y al ponerse directo hace conjunción (orbe 1º) por última vez sobre el Ascendente de Jung (11/12). La coincidencia significativa estaría dada en que –dada su característica de dios del Firmamento (Ouranos, cielo)- Urano es considerado el planeta de la Astrología, siendo el vehículo de la rebeldía del Puer y del intento de diferenciación del senex Freud.
La pregunta que surge –más allá de la amplificación astrológica- es si Jung podría haber arribado a este resultado. Lo que nos lleva a preguntarnos también si se lo podrían rastrear estas deducciones en el texto.
El Sol como símbolo de la Libido
En Transformaciones y Símbolos de la Libido, Jung analiza las fantasías y reaciones de una paciente de T. Flournoy: Miss Miller. Las producciones del Inconsciente de la paciente le dan ocasión para ampliar sus imágenes y llegar a diversas conclusiones teóricas, en este caso de la libido y su polémica con Freud acerca de su naturaleza.
En la primer parte, al analizar el Himno de la Creación escrito por Miller, llega a : “un dios creador cuya naturaleza dual se pone claramente en de relieve en Job”(15).
En la segunda poesía: “La palomilla al sol”, este creador adopta otras formas: Sol, fuego, luz y explica psicológicamente: “Cuando se adora al dios , al sol o al fuego se adora la intensidad o la fuerza es decir el fenómeno de la energía anímica de la libido.”(16)
Luego expone ejemplos de diversas religiones sobre esta fenomenología, extractaré algunos: En los misterios sincretísticos de Isis, el iniciado se lo identifica con el dios solar Helios. En la liturgia de Mitra, luego de la iniciación el candidato decía: “Soy una estrella que camina sobre vosotros y brilla desde lo hondo”: San Francisco –al igual que los reyes Sasánidas- era hermano del Sol y de la Luna. En Egipto, el alma del soberano era un desdoblamiento del Horus Solar. Los Césares romanos con la corona dentada con el “Solis invictus”.
A partir de un poema de Nietzche, introduce el término “constelación” y –dada las características teriomórfica o antropomórfica de las mismas- las vincula con otro pasaje de Nietzche en Zaratustra: “ Esta llama (..) pliega el cuello en pos de esferas cada vez más puras, como serpiente erguida de impaciencia”(17). Esta cita le da la posibilidad de incluir nuevos símbolos de la libido, en este caso la serpiente.
De esta deducción a partir del sol y de las constelaciones, surgen 4 categorías de simbolización de la libido: “1) analógica: como sol y fuego. 2) comparación causativa: a) objetiva: la libido se designa por su objeto, v.g., el sol bienhechor; b) subjetiva: la libido se designa por su instrumento o un análogo de éste (…) mediante el falo o (un análogo) la serpiente. (…) La cuarta: la comparación activa, cuyo “tertium comparationes es la actividad (por ej; la libido fecunda como el toro, es peligrosa- por el poder de su pasión como el león o el jabalí (..)
“Estas comparaciones significan otras tantas posibilidades símbolos. Y por tal razón todos los símbolos pueden reducirse en suma a una raíz muy sencilla: la líbido y sus propiedades.”(18)
Recordemos la misiva enviada a Freud el 8/5/1911 en donde le resaltaba el valor de la astrología como medio para comprender el pandemonium de imágenes mitológicas. A partir de la imagen del sol, la insercisión de la constelación, con sus formas antropomórficas y teriomórficas, Jung puede determinar la libido y sus propiedades. Aunque aún no hay una referencia explícita de la astrología aún.
Volviendo a lo anterior, a modo de corroboración de las deducciones sobre la libido, incluye el ejemplo de Amenhotep IV y su inclusión de todos los dioses anteriores en el “gran disco solar viviente” (19). En él se habían reunidos el toro Apis, el carnero Amón, el cocodrilo Subk, Dedu, el palo, etc.
La discusión entablada con Freud, con posterioridad en diciembre de 1912, en Munich, sobre Akhenaton (como se hizo llamar después) y el vínculo con su padre, determinó el segundo desmayo de Freud y la separación de ambos. La discusión entre el politeísmo del padre y el monoteísmo solar del hijo, encubría la concepción freudiana de la libido perverso polimorfa y la junguiana única e indiferenciada simbolizada por el sol (19a).
Volviendo a transformaciones primera parte, Jung concluye su exploración solar con manifestaciones de diversos autores sobre la asociación de Cristo como sol novus y el sincretismo de los primeros tiempos con los cultos solares paganos. Finalmente –dentro de este marco- liga al Zodíaco con los 12 apóstoles y en una nota al pie la identificación de Cristo con el itinerario del sol como serpiente zodiacal que lleva en su dorso los doce signos. (20)
Con este ejemplo llegamos al final de la primer parte, donde el rigor simbólico de Jung queda claro, combinando todas las variedades de simbolización de la libido y el pasaje Dios (Cristo)- Sol- Constelación- Terioformismo (Serpiente). En él podemos ver lo manifestado en su misiva del 8/5/1911: “Ahora le estoy dando vueltas a la Astrología, cuyo conocimiento aparece como imprescindible para la comprensión de la mitología.”
Pero en esta primer parte, lo muestra aún cauteloso, sin la toma de posición que lo alejaría del sabio vienés.

Transformaciones y símbolos 2º parte
Aquí aparece con claridad la influencia de la Astrología en su concepción de la libido. Al no contar con la primer edición, no puedo precisar si esta nitidez en la expresión- encubierta en la primer parte- responde a la primer versión o a su revisión en 1952. En esta segunda versión Jung se hallaba en una posición diferente, en cuanto a su madurez y desarrollo personales, y por ende en su libertad y seguridad para explayarse sobre estos tópicos.
Al iniciar la segunda parte recapitula sobre el material presentado en la segunda poesía de Miller, “La palomilla al Sol”, observando el cambio del Dios creador de la primer poesía a “la asunción de un carácter astralmitológico, o mejor dicho astrológico. Se convierte en sol, encontrado así, más allá del análisis moral, una expresión natural en el luminoso padre celestial y en el diablo. El sol, como hace observar Renan, es en verdad la única imagen “razonable” de dios, tanto si nos colocamos en el punto de vista del primitivo como en el de la moderna ciencia de la naturaleza; siempre es el dios-padre que anima todo lo viviente, el fecundador y el creador , la fuente de energía de nuestro mundo. En el sol como cosa natural que no conoce escisión interna alguna, puede resolverse armónicamente la contradicción en que ha caído el alma del hombre. Y no sólo es benéfico puesto que también puede destruir, de ahí la imagen zodiacal del verano ardiente, o sea el león devorador de rebaños, al cual da muerte el héroe judío Sansón para redimir de esa plaga a la desfalleciente tierra. Pero la naturaleza peculiar del sol es que queme, y al hombre le parece natural que así sea. También alumbra por igual al justo y al injusto, y hace crecer lo mismo al ser útil que al nocivo. Los místicos nos enseñaron que esa combinación no es un mero juego de palabras: al recogerse en sí mismos descienden a las profundidades de su ser, descubren en su corazón la imagen del sol, encontrando así su propia “voluntad de vivir” que con derecho- incluso diría yo que en virtud de un derecho físico-llaman sol, puesto que éste es fuente de energía y vida. Así nuestra vida fisiológica, como proceso energético, es esencialmente sol.”(21)
A través de los místicos, Jung llega a otra antigua verdad conocida por la astrología: la asociación del Sol con el corazón (21a).
Comparemos lo planteado por Jung con las definiciones de un astrólogo de esa época, Alan Leo: “El sol es el centro de toda vida, fuerza o energía, y representa la fuente positiva y primordial de toda la existencia. En el Sol se encuentran todos los colres del espectro. Todas las formas de existencia que se manifiestan el Sistema Solar son bañadas por estos rayos.(…) La única gran potencia y principio universal es el Sol, y todos los demás símbolos no son sino representantes de las modificaciones de este principio universal.”(22)
La coincidencia es más que significativa, este vínculo nos permite comprender como Jung en el capítulo sobre el concepto de la libido –al establecer sus diferencias con Freud- la denomina, en estrecha analogía solar- “instinto vital continuo, una voluntad de existencia que mediante la conservación del individuo quiere asegurar la reproducción de toda la especie. Esta concepción coincide, con el concepto de voluntad de Schopenhauer, pues el movimiento que vemos desde afuera no lo podemos captar interiormente sino como querer, anhelo, o aspiración”(23)
Todas las actividades vitales son modificaciones de este instinto vital continuo, mediatizadas y expresadas a través de símbolos, dicho en lenguaje junguiano, reelaboración clara de lo afirmado por la Astrología tradicional… Jung lo manifiesta de la siguiente forma: “cuando hablemos de libido (es) más prudente entender por tal un valor de energía que puede comunicarse a cualquier sector: poder, hambre, sexualidad, religión, etc.” (24)
Lo comunicado a Freud en su misiva del 12/6/1911, al considerar a los signos del Zodíaco como símbolos de la libido que describen cualidades típicas de la misma, comienza a tomar forma.
El Héroe Solar
En el capítulo “la génesis del héroe” se termina de coagular el vínculo entre los símbolos astrales devenidos en su nueva concepción de la libido.
Allí observa el camino de transformación del simbolismo astral al humano en la forma del héroe. Vincula el paso de la alegría al dolor y del dolor a la alegría con la llegada del sol al cenit y luego su hundimiento en la noche, para luego renacer. Interpreta que ese debe ser el origen del nombre del héroe solar Gilgamesh (hombre del dolor y la alegría) (25)
Más adelante, aparece la segunda mención astrológica directa. Analizando el sura 18 del Corán se topa con la extraña figura de Dulcarnain, que como el sol va desde el levante hasta el poniente, y que los comentaristas relacionaban con Alejandro Magno. Jung comenta: “En las imágenes numismáticas Alejandro aparece a menudo con los cuernos de Júpiter Amón. Trátase de identificaciones del legendario soberano con el sol de primavera bajo el signo de Aries. Es innegable que la humanidad siente una fuerte necesidad de suprimir lo personal y humano de sus héroes para acabar convirtiéndolos, por metástasis, en los iguales del sol, es decir en símbolos de la libido. Si pensamos como Schopenhauer, diremos: símbolo de la libido, pero si pensamos como Goethe: soles, puesto que somos porque el Sol nos ve”(26).
Continúa analizando el Sura 18, comparándolo con otros mitos y al concluirlo con la imagen del sol poniente, transmitiendo la fuerza solar a su sucesor, recurre una vez más al simbolismo astrológico: “El símbolo que designa la parte del Zodíaco en que el sol retoma su curso anual en el solsticio de invierno, es la cabra-pez, Capricornio,elsol trepa como una cabra a las más altas cimas y desciende a las profundidades del mar como un pez. En ocasiones, el pez tiene en los sueños el significado del niño nonato, puesto que éste vive en el agua. Y el sol, al hundirse en el mar, se torna a la vez niño y pez. De ahí que el pez tenga que ver con la renovación y el renacimiento.”(27)
A través de esta asociación llega a la idea de la búsqueda de la inmortalidad del héroe y lo relaciona con los Dióscuros (Castor, Pólux, Géminis) y los vuelve a vincular con el sol poniente y levante, ejemplificándolos con la búsqueda de Gilgamesh y los personajes del sura 18: Jadir y Elías (Moisés y su siervo Josué) y con los dadóforos Cautes y Cautópates, con las antorchas invertidas -simbolizando la vida y la muerte- del rito de Mitra.
Para explicarlo recurre una vez más a la Astrología: “Cautes y Cautópates llevan a veces en la mano una cabeza de Toro y el otro un escorpión. El Tauro y el Escorpión (la vida y la muerte!) (27a) son signos equinocciales, lo cual indica que el sacrificio se refiere principalmente a la marcha del sol: el sol levante que se sacrifica en el apogeo de su curso y el sol poniente”(28)
Aquí recurre a los signos equinocciales del lapso que va de 4300 a 2150 A.C., luego vuelve sobre Géminis –o sea los Dióscuros- dado que uno es mortal y el otro inmortal.
Finalmente concluye: “Como esa mitología solar no es en conjunto más que psicología proyectada al cielo, sin duda su sentido oculto y fundamental es el siguiente: así como el hombre está compuesto de un elemento mortal y el otro inmortal. Ciertamente, el hombre es mortal, pero hay excepciones, aquellos que son inmortales, o bien hay algo en nosotros inmortal. De esta suerte los dioses, o un Jádir o un conde de Saint Germain, son esa inmortalidad incomprensible que mora en alguna parte. La comparación con el sol nos enseña siempre de nuevo que la dinámica de los dioses es energía anímica. Este es nuestro elemento inmortal; representa el vínculo merced al cual el hombre siente que nunca se extingue en la continuidad de la vida. Es la vida de la vida de la humanidad. De sus fuentes, que brotan de las profundidades de los inconsciente, provienen el tronco de la humanidad entera, puesto que el individuo, por lo menos biológicamente, es sólo una rama desprendida de la Madre y transplantada. La fuerza vital psíquica, la libido, es simbolizada por el sol o personificada por héroes con atributos solares.”(29)
Aquí podemos apreciar la afirmación de Jung a Freud, la Astrología es imprescindible para la comprensión de la Mitología, en este caso del viaje del sol a través del Zodíaco, le sirve para comprender el mito del héroe, concluyendo que éste es de naturaleza solar. Se podrá objetar que Jung utiliza muchas otras referencias mitológicas para establecer su concepto de libido energética. Pero como él mismo señala, a través de la transformación del sol y sus dramáticos cambios- simbolizados por las constelaciones zodiacales- es lo que le permite llevar el hilo conductor de la caleidoscópica variedad de imágenes mitológicas.(29a)
Cómo él mismo escribiera en la misiva del 8/5/1911, había traído “un rico botín para el conocimiento del alma humana”. Él, como héroe solar leonino, había rescatado el “tesoro difícil de alcanzar” sepultado en la caverna del Inconsciente, custodiado por el dragón del conocimiento racional. ¿Pero el regalo sería aceptado?
La Ruptura y el estigma
Recordemos que la carta del 8 de mayo había sido respondida por Freud (12/5) mostrando la sabiduría del senex, al permitir a su “heredero espiritual” seguir sus impulsos, pero dejando asomar la sutil amenaza de que el insulto de místico caería sobre él…
El 29 de noviembre de 1912, Freud le envía una carta donde la sutil amenaza comienza a materializarse: “En el segundo número publicará probablemente Ferenczi un estudio acerca del trabajo de usted sobre la libido, que será justo tanto con respecto a la obra, como al autor. Voy adoptando lentamente postura con respecto a su trabajo(el suyo quiero decir) y ahora creo que nos ha hecho usted en él donación de un gran esclarecimiento, si bien no de aquel que usted pretendía. Parece que usted ha resuelto el enigma de toda mística, que se basa sobre la utilización de los complejos puestos fuera de servicio.”(30)
Freud invalida toda modificación a su teoría sexual, aceptando que las transformaciones libidinales descriptas por Jung, corresponden a la sublimación de la libido sexual, encontrando en esta concepción la explicación del fenómeno místico. Sostener lo contrario, equivaldría a ser considerado en,forma benévola, místico.
El aspecto tenso entre el Sol de Jung y el símbolo planetario de la unidad primordial del mundo –aquella que los místicos perciben en el corazón- Neptuno reveló sus promesas. El hombre importante solar (Freud) le pedía que aceptara y sometiera su escrito a su interpretación (Neptuno en casa III, los escritos), en contra de la propia voluntad solar, rechazando el botín obtenido en su excursión por las “colonias tropicales” (como Freud le escribiera) (30a).
Jung reacciona contestando el 3 de diciembre de 1912: “el hecho de que usted no desprecie poco, sino muchísimo mi trabajo, se desprende su observación acerca de que yo “sin tener intención de ello, haya resuelto el enigma de toda mística, que se basa en el aprovechamiento simbólico de los complejos puestos fuera de servicio”(31)
Las tensiones entre ambos estaba dada y en el congreso de Munich de septiembre de 1913, las diferencias no fueron zanjadas y la inevitable ruptura se produjo.
El estigma de místico cayó sobre Jung. El período de elaboración de Transformaciones fue – como él mismo le escribiera a Freud el 25/2/1912- una “prolongada e indefinida permanencia en la “nube religiosa-libidinal”; la nube neptuniana –expresado astrológicamente- de la cual extrajo el tesoro de imágenes que fuera rechazado. Los años siguientes fueron un sumergirse en esas aguas primordiales del dios del Océano en las que – parafraseando a Ronald Laing- el místico nada y el esquizofrénico se ahoga.
Por ello podemos comprender también el excesivo celo que Jung tenía en los años posteriores, en manifestar su abierta adhesión a la Astrología, como se lo había comunicado a Freud en sus cartas.
No es casual, que Jung al establecer – en el capítulo “el concepto de la libido”, la diferencia entre la realidad alterada del neurótico y la pérdida de realidad en proporciones importantes de la esquizofrenia, recurra al ejemplo de su discípulo Honegger: “Un paranoide de buena inteligencia, que conoce perfectamente la forma esférica de la tierra y su rotación alrededor del sol, reemplaza en su sistema las ideas astronómicas modernas por un sistema elaborado hasta el detalle, en el que la tierra es u disco plano por encima del cual se mueve el sol” (32)
El ejemplo es lo suficientemente elocuente para no necesitar mayores comentarios. Al reelaborar el simbolismo astrológico- mitológico a un lenguaje moderno, Jung quería evitar la acusación de “místico” o quizás de esquizofrénico.
Jung opta por la actitud “sana” de Neptuno- expresándolo en lenguaje astrológico- de evitar relatar sus intereses y vivencias ante un medio hostil. Von Franz lo explica psicológicamente, años más tarde en un seminario sobre Alquimia: “Muchas veces le digo a las personas esquizóides es que su locura no consiste en lo que ven o dicen, mas bien en contarlo a las personas erradas.”(33)
Sin embargo para los seguidores de Freud este estigma perduró. Ruben Fine, en su Historia del Psicoanálisis, cita sólo una carta del amplio epistolario que se intercambiaron estos dos grandes genios del conocimiento. Es el mismo fragmento de la carta del 8 de mayo, citada más arriba, donde le manifiesta la indispensable ayuda de la Astrología para la comprensión de la Mitología.
Fine la comenta: “Jung ya había iniciado su descenso al misticismo oscurantista que terminaría por llevarlo a la astrología y los platillos voladores, cuyo carácter absurdo era evidente para todos salvo para sus más ardientes seguidores.” (34)
La Astrología está asociada, como vimos a su nuevo concepto de libido y, por ende, al doloroso proceso de ruptura con Freud y a las acusaciones de “místico”. Quizás podemos empezar a comprender el cuidado en las afirmaciones posteriores, dado que esos ataques reflejaban el espíritu de la época.
Pero a un individuo de las características de Jung (Leo, ascendente en Capricornio) las dificultades no hacían retroceder, sólo detenerse hasta poder encontrar la forma de resolverlas. Ya en su carta del 12 de Junio le decía: “podría descubrirse un día en la Astrología un buen trozo de saber intuitivo derivado del Firmamento”. Hacia ese descubrimiento estará encaminado en los siguientes años, luego de su crisis de mitad de vida.
Dada los alcances de este trabajo me detengo aquí y el desarrollo completo aparecerá en una futura edición como La Influencia de la Astrología en el Pensamiento de C.G.Jung.
REFERENCIAS Y PIES DE PÁGINA

1)Rudhyar D, Astrología de la Personalidad, Kier, Bs. As, 1989, pag. 93
2)C. G. Jung, Obras Completas, vol XV. Trotta, España, pag. 50
3)Ibid. , pag 49
3a)Saturno en Acuario, en casa I, reg. del Ascendente Capricornio
4)Correspondencia Freud- Jung, Ed. Taurus, España, 1978, pag. 484
5)Ibid., pag. 484
6)Ibid. pag. 485
6a) La dupla Senex-Puer constituye- en su forma externa- una dinámica arquetípica dada entre el impulso juvenil inexperto con deseos de aprender y/o rebelde(acentuado en el aspecto negativo) y la madurez del hombre desarrollado o la rigidez(en sentido negativo).Las relaciones maestro –discípulo-como en este caso- lo constelan. Remito a mi artículo “El Puer Aeternus y la personalidad creativa”.
7)Recuerdos, Sueños y Pensamientos, Seix Barral, España, 1981, pag. 159
7a) Su carta natal lo refleja: el revolucionario Urano estaba en conjunción con el yo-ascendente de Jung (orbe 1º ) y en orbe de la oposición al Sol natal(3º de Leo) proyectado en Freud(casa VII) como el primer hombre importante. Saturno(regente del ascendente) estaba llegando a la cuadratura con Urano natal en la VII. Dumón expresa, coincidiendo con este momento: “personas que tienen autoridad sobre usted pueden ser críticas en esta época respecto de su trabajo. Ud. Puede sentir falta de seguridad y hasta temor, porque esta es una época de cambios y de nuevas experiencias a modificar la estructura de las condiciones ambientales (8)
8)Dumón E, Astrología Predictiva, Ed. Sirio, Bs. As., 1989, pag. 393
9)Correspondencia.., loc cit., pag. 490-491
10)Ibid. pag. 493
11)Ibid. pag. 527
12)Ibid. pag. 525
13)Ibid. pag. 527
14)Ibid. pag. 538-539
15) Jung C.G., Símbolos de Transformación, Paidós, Bs. As., 1977, pag. 134
16)Ibid. pag. 109
17)Ibid. pag. 117
18)Ibid. pag. 117-118
19)Ibid. pag. 118
19a) En el concepto de indiferenciada, podemos observar la filtración arquetípica de la cuadratura de Neptuno al Sol ( Leo,libido única). Para ampliar la relación Freud- Jung y este episodio remito a mi “Jung y el Proceso de Individuación”. Ed,. Continente..
20)Ibid. pag. 125, nota al pie.
21)Ibid. pag. 134-135
21a) Una vez más aparece aquí la cuadratura de Sol con Neptuno, facilitador arquetípico del insulto de “místico”. Quizás podemos pensar aquí con esta declaración una “respuesta” a la velada acusación anterior.
22)Leo A., Astrología para Todos, Visión, Barcelona, 1978, pag.33
23)Jung C. G., Símbolos…, loc.cit., pag 148
24)Ibid. pag. 149
25)Ibid. pag. 184
26)Ibid. pag. 208, nota al pie
27)Ibid. pag. 211-212
27a) Jung está anticipando en 1911.- aunque él no lo supiera en ese momento- la segunda tópica freudiana de 1920, al vincular a los dadóforos Cautes y Cautópates(Tauro y Escorpio equinocciales) como el sol naciente y poniente, símbolos de la vida y la muerte. Freud- coincidencia significativa- nativo de Tauro con asc. en Escorpio, desarrolla en su “Más Allá del Principio de Placer” esta base arquetípica en la concepción de “pulsión de vida y pulsión de muerte”.
28)Ibid. pag. 214
29)Ibid. pag. 215
29a) Se puede apreciar esto con claridad en la unificación de los dioses egipcios bajo el disco solar de Atón, en la reforma de Amenófis IV, tema que en el Congreso de Munich fuera decisivo para su separación con Freud.
30)Correspondencia, loc. cit., pag. 595
30a) Una “curiosa” coincidencia significativa: Neptuno transitaba por el tropical signo de Cáncer, en tenso quincuncio al gobernante del tema de Jung: Saturno, no permitiéndolo “gobernar en la casa” de la fría razón saturnina.
31)Ibid. pag. 596
32)Jung C. G., Símbolos loc. cit, pag. 152
33)Von Franz M. L., Alquimia, Cultrix, Sao Pablo, 1987, pag. 14
34)Fine R., Historia del Psicoanálisis, Paidos Bs. As., 1982, pag. 88

DATOS ASTROLÓGICOS
C.G.Jung: 26/7/1875, Keswill, Suiza, 7,22PM, LMT; 9E20, 47N36
S. Freud:6/5/1856,Freiburg, 6,30PM,LMT; 13E20, 50N54.
Alberto Chislovsky

1 comentario:

Alchemy dijo...

Alberto, agradezco tu paso por mi bitácora y el comentario.
Tu blog es un sitio para quedarse a explorar con tiempo y calma, por la riqueza que guarda en cada entrada.
Te he enlazado entre mis sitios amigos.
Saludos y sigo explorando...
BeTina (Alchemy)