Los Cuatro Furores Divinos
Este cuaternio de dioses, coincidente con su carta natal y con la de los otros
melancólicos inspirados (ver nota 24), sin embargo no coincide en una primera visión , con el dado por el
propio Ficino en correspondencia con los cuatro furores: erótico, poético, religioso y profético, o sea Venus,
las Musas, Dionisio y Apolo. Pero si amplificamos tal vez nuso muestre su vínculo íntimo.
En un texto de Ficino : “De qué modo Los Cuatro Furores Divinos están recíprocamente unidos los Dioses
del Universo, las Almas Divinas y Humanas”(cap. XIV) Ficino dice de ellos : “fueron unidos entre sí. En el
mundo inteligible la virtud iluminadora de Febo posee unida la virtud incitadora y, en cierta manera calefactora
de Baco. Como iluminadora, la virtud tiene fuerza para la adivinación y la poesía; como incitadora, la tiene para
el amor y los votos. Algo similar en el firmamento fue unido al sol y, en poder del sol, la luz y el calor se
asigna a Baco y a Apolo; además, la virtud solar da lugar a la s Musas a través de Mercurio, y el amor a
través de Venus.”[1]
Como hace notar Azara: “Mercurio era en principio el “líder de las Musas”[2] con lo cual encontramos la
ligazón del furor poéticocon Mercurio también astrológico y hermético en cuanto a poeta- teólogo, intérprete
de los Misterios, coincidiendo además con el Mercurio en Escorpio de Ficino.
A Baco-Dionisios, lo habíamos ligado a Neptuno astrológico, pero en su consideración de dos veces
nacido, ligado al arquetipo de muerte y resurrección, tiene características del Plutón astrológico también, lo
cual explicaría la ·”calefactura de Baco”. Pero ya Heráclito había hecho en fiorma oscura esta asociación en el
fragmento 15: “Hades y Dionysios son el mismo...no importa cuanto se enloquezcan y entusiasmen
celebrando ritos báquicos en honor del último”.
Por otro lado a Apolo, se le festejaba el Solsticio de invierno (Capricornio) . Aquí Apolo es el maduro dios
de las alturas y la Distancia , identificado con el Sol al Mediodía mostrando, desde la perspectiva astrológica el
aspecto saturnino elevado, contemplativo. Ficino lo combina con el Saturno astrológico, con mayor propiedad
en la búsqueda de elevación y desapego filosófico de Acuario (coincidente con su Saturno natal) al que le
confiere las características apolíneas de clarividencia y premonición que en la Astrología actual se las atribuimos
a su otro regente Urano (desarrollo más consciente ) como a Neptuno (desarrollo natural).
Macrobio en su Saturnalia (1, 18) consideraba a Apolo y Baco como un mismo dios, aquel diurno , el último
nocturno, con lo cual confirmamos el doble aspecto del arquetipo Kronos-Wotan : Sol –Saturno ( como Sol
Níger en la Alquimia ) Mercurio en la parte luminosa –contemplativa; Dionisios – Hades (Neptuno-Plutón) en la
faceta más oscura, instintiva emocional, la cual aporta el calor y la energía para el retorno del alma a su origen o
a las más altas realizaciones o profecías. (similar al ascenso de Kundalini en el Tantra Yoga)
En el Cratilo de Platón, Sócrates los muestra, a través del significado de sus nombres, en la misma complementariedad agregándole una nota interesante. Allí al analizar el nombre de Kronos lo coloca como
“la pureza sin mezcla de la mente (kores nou) (396,b). De allí su hijo Zeus como l ainteligencia, hija de la pureza
de la mente. Esta etimología coincide con la más elevada posición en las esferas planetarias.
Más adelante(403,404, a,b) se dedica a analizar a Hades y su etimología derivada de “aeides” (invisible) y
“Ploutón” llamado así por su donación de riqueza (polutos). Sócrates corrige la creencia de que esta última denominación era un eufemismo para acallar el temor a la muerte. En 403,a , plantea que Plutón encadena a
los hombres en su morada por el deseo que es más fuerte que la Necesidad (hija de las Moiras y Saturno).
Pero el más fuerte de los deseos, prosigue, es “cuando uno convive y espera convertirse en un hombre
mejor por causa de este” (403,d). Plutón los atrae con sus relatos (403,e), con lo cual aparece el aspecto de las
Musas, su jefe y también mensajero Mercurio, como poeta y relator de historias.
De aquí podemos deducir y comprender la fascinación que ejerce Plutón en los investigadores modernos,
atándolos con el deseo de conocer lo invisible (Hades) y encontrar la riqueza (Plutón). De allí prosigue
Sócrates: “el convivir cuando el alma se halla purificada de todos los males y apetitos del cuerpo ¿no te parece
propio de un filósofo y de quien tiene bien pensado que, de esta forma, podrá retenerlos encadenándolos con
el deseo de virtud, pero que mientras el aturdimiento y la locura del cuerpo, ni siquiera Cronos, su padre,
podría retenerlos atándolos con las ligaduras que le atribuyen la leyenda?(404,a)[3]
Sócrates describe el proceso de elevación del águila escorpiana, hacia la esfera de Saturno pregonada
por Ficino, nos muestra la similitud de ambos enfoques. Sócrates lo describe aquí en el sentido descendente
hacia el centro de la Tierra , la morada del Hades, el deseo de virtud que purifica el alma (Plutón), que lleva a la
“pureza de la mente”(Kronos-Saturno) y a sus tesoros (Plutón) “invisibles”(Hades) para los sentidos corporales.
Esta es la búsqueda del melancólico inspirado, de allí que su tránsito corporal en la Tierra se la haga
insoportable anhelando las alturas más elevadas o las profundidades más recónditas, mostrando la doble faceta
del arquetipo:Saturno y Plutón como dos caras del mismo.
Ficino lo muestro de otro modo al referirse a la bilis negra que “obliga al pensamiento a penetrar y explorar
el centro de sus objetos, porque la porpia bilis negra tiene afinidad con el centro de la tierra (Plutón, Saturno
atado al Tártaro o como señor de los Campos Elíseos). De la misma manera eleva el pensamiento a la
comprensión de lo más alto, porque corresponde al más alto de los planetas”(Saturno).
Por ello no es casual la revalorización de este temperamento melancólico inspirado con el basamento
arquetípico del espíritu de la época representado por Escorpio (1439- 1619) y luego, como señala Culianu “En
el siglo XIX, el dandismo fue un camuflaje púdico de las heridas debidas a la melancolía ; esta enfermedad
alcanzó tanto a Baudelaire como a Kierkegaard, de Quincey, Coleridge, Nerval , Huysmans y Strindberg” [4],
coincidiendo con la otra parte del arquetipo representada por el espíritu de la época en Capricornio (1796-1975).[5]
La caída de Venus y la elevación de Ganímedes:
Nos quedaba dilucidar el furor erótico de Venus. En una
carta de 1429 a Sículo, Leonardo Bruni plantea: “Así pues el furo de los poetas procede de las Musas, y el de
los amantes, de Venus. Nace éste de la contemplación de la verdadera belleza, y quedar atónitos y como fuera
de nosotros, somos arrastrados hacia la vista por todos los sentimientos y para no decirlo con menos verdad
que elegancia, “el alma del amante vive en cuerpo ajeno”[6]
Esta carta de Bruni, nos vuelve al origen de esta indagación, el sentido de la vista, pero el furor erótico nos
muestra otra faceta del arquetipo, la pérdida del alma, fascinado por la belleza del cuerpo ajeno, lo que nos
muestra simbólicamente el destierro de Venus en Escorpio. Las implicaciones de esta caída, al contrario de
la purificación del deseo por Plutón, expresado en el Cratilo, nos lleva a interesantes desarrollos de
importancia capital en este período de Escorpio.
¿Cómo se expresa esta pérdidad del alma?. Ficino coloca entre el alma pura y el cuerpo una especie de
cuerpo sutil al que denomina espíritu, que es intermediaria entre el cuerpo y los objetos sutiles. Este espíritu,
sirviéndose de los sentidos capta las imágenes exteriores y se las presenta al alma, reluciendo “en el como
un espejo” (Sopra lo amore, VI,6)[7]
Ficino considera en la formación de imágenes a todos los sentidos , pero en especial a la vista, siguiendo la
tradición platónica, como el “más noble de los sentidos”. La teoría óptica de Platón planteaba que la imagen
se producía “mediante un circuito que devolvía el rayo visual proyectado por los ojos al lugar donde procedía
y de allá, lo enviaba al cerbro (...) Para unos como Epicteto o Galeno(...)( el pneuma va más allá del órgano
sensorial para entrar en contacto con el objeto sensible y devolver su imagen al “hegemonikon”(corazón)”[8]
Ficino sigue a Platón y Galeno, en el acto de ver “el fuego interno se exterioriza por los ojos, mezclado con
el vapor pneumático e incluso la sangre sutil que ha dado consistencia al espíritu”[9] Esta actividad produce 2
formas emparentadas : el mal de ojo y el amor.
En el caso del Amor, la persona afectada por estos rayos oculares que penetran por sus propios ojos en su
espíritu y de allí llegará al corazón provocando una perturbación que puede degenerar en una infección
sanguínea. En el caso activo, si un individuo era fascinado por los bellos ojos de una mujer, de sus pupilas
emana tanto espíritu y sangre que su organismo pneumático se debilita y su sangre se espesa. “El sujeto
languidecerá por falta de espíritu y hematorrea ocular”(Am., VII, 4)[10]
Ficino sigue a Platón en el Fedro (255,c,d) que trataba al amor como enfermedad ocular. Desde la moderna
psicología junguiana podríamos considerar la pérdidad de energía psíquica o libido consciente a manos de la
posesión de un arquetipo, en este caso el erótico. Desde el simbolismo astrológico, como reflejo de la fuente
arquetípica de la concepción filosófica, podremos observar ambas visiones.
Ficino tiene al Sol (ojo) en Escorpio en el MC, en cuadratura al Asc-Desc.. Ya sea la propia mirada (cuadr.
Asc. Acuario) o la del otro (cuadr. Des. Leo,), es la que señala la pérdida de la libido (en este caso sexual por
Escorpio), pero que también genera espesamiento de la sangre o su infección, encontrándonos con la
cuadratura de Saturno que en su cualidad coagulante espesa la sangre (Acuario-Leo) o la envenena con
vapores plomíferos. Es en este caso, desde la perspectiva psicológica, que el deseo de Escorpio provoca la
pérdida de energía psiquica –libido (Sol para Jung) con la consecuente caída de autonomía del yo (Asc. Acuario).
Ficino traduce desde su estructura arquetipal la que ya Platón había colocado como símbolo en el pasaje
del Fedro citado( 255,c). Allí apela al deseo sentido por Zeus cuando estaba enamorado de Ganímedes. Se
repite el motivo astrológico dado que Ganímedes en el mito es raptado por el Águila de Zeus por su
incomparable belleza y sirve la bebida de los dioses siendo inmortalizado en la Constelación de Acuario.
Acuario y Escorpio(águila) presentes una vez más, elevando el alma humana (Ganímedes- Acuario) a través
de la transformación del deseo (Aguila –Escorpio) o perdiéndose la autonomía (Acuario) en el deseo de
poseer y ser poseído(Escorpio) con lo cual encontramos el mismo simbolismo de la expulsión del paraíso de
quien es que cae en la tentación y provoca el destierro (Venus en destierro en Escorpio, en Ficino está en caída
en Virgo semicuadratura al Sol, corregente de VIII dada la intercepción de Libra allí.).
Esta última interpretación nos lleva a un aspecto interesante desarrollado por el propio Ficino y anticipado
por Bruni: los efectos sutiles (o psicológicos en lenguaje moderno) del Eros más allá de las conversiones
somáticas ya delineadas.
continúa en la 4º parte
continúa en la 4º parte
[4] Culianu I, loc. Cit., pag. 86
[5] Baudelaire (9/4/1821, 3,00hs, Paris), Sol conjunción Saturno en Aries , Mercurio conjunción Plutón en Piscis cuadrados a Neptuno en Capricornio y trígono a la Luna en Cáncer. Huysmans, (5/2/1848, 7,00hs, Paris. Asc en Acuario, Saturno en Piscis (semisextil al Sol) en disposición mutua con Neptuno en Acuario. Luna conjunción Mercurio en Acuario sextil Plutón en Aries. Coleridge, (21/10/1872, Ottery st. Mary, Eng. 11,00) Cuádruple conjunción de Saturno, MC, Venus y Neptuno en Trígono con Plutón en Capricornio, éste a su vez en cuadratura a Mercurio, quien hace semisextil a la conjunción (además de la disposición mutua con Venus) y sextil a la Luna en Leo, semisextil a Neptuno., quincuncio Plutón. Strindberg, (22/1/1849, Taby, Sweden, 8,00), Asc en Capricornio, Luna conjunción Marte en Capricornio en casa XII, quintil Saturno en Piscis, en conjunción a Venus, sextil al Asc. y semisextil Plutón., que está en aspecto de la serie quintil de 108º con la Luna. Aunque coincidan los planetas la actitud del dandismo es bastante diferente al melancólico exaltado en su actitud decandente, en su marginalidad y rebeldía pasívas, desconsolado y huyendo de la sociedad que critica pero sabiéndose vencido. Refugiado en el vicio y en el escándalo de relaciones amorosas complicadas, dado que lo regocija. Éstas actitudes son más propias de Neptuno y la faceta Saturnina de Acuario, también el aspecto de goce perverso plutoniano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario