jueves, 5 de mayo de 2011

MARCILIO FICINO, Y LOS FURORES DIVINO.: Eros y Magia: Escorpio y el sentido de la Vista (2º parte)


     Marsilio Ficino

                             Como señalé en la introducción Ficino fue el traductor de las obras platónicas, neoplatónicas
 y herméticas y de esta base surgirá su filosofía, su “docta religio”. En su condición de sacerdote quería 
armonizarlas con el cristianismo. Pero no quería resaltar – a diferencia de Agustín de Hipona- la superioridad del
 cristianismo sino la de Platón, cuyos escritos coincidían con los cristianos e incluso los superaban , a su entender.
 Ficino había tomado del hermetismo la idea de una revelación de Dios a través de diversos representantes:
 Zoroastro, Moisés, Hermes, quien al regresar a Grecia se la transmite a Orfeo, Museo y finalmente Platón. 
Esto parece surgir del arquetipo emergente, dado que esta revelación o logos da la idea de una unidad (IX), una
 herencia (Escorpio) que se transmite desde los albores de la humanidad. Ficino lo declara: “Porque los hombres
 singulares, bajo una sola idea y una misma especie, son un solo hombre...esto es, la llamada humanidad que 
atiende y cuida a todos los hombres como si se tratara en cierto modo de hermanos nacidos en larga sucesión 
de un mismo padre.”[1] De ello concluye Azara: “ todos los escritos verdaderos venían a decir lo mismo porque
 reflejaban el encuentro íntimo entre el poeta-teólogo y Dios”[2]

    Esta idea es importante para el tema simbólico que queremos desarrollar: el sentido de la vista en su faceta
 introvertida que lleva al individuo a percibir la belleza divina a través de la belleza externa desatándole el furor 
divino, en su vertiente poética y religiosa. Aquí el águila desplegaría sus alas aportándoselas al  carro del Fedro
 platónico (de donde Ficino extrae su idea), si esas alas no se desplegaban, o si en su voracidad quedaba 
prendida de la materia, caía en el furor erótico.

    La concepción filosófica que convive con este símbolo es la idea de Plotino de la caída del alma para purgar
 una falta cometida en el cielo. Para ello  se reviste de cuatro envolturas diferentes que corresponderán con los 
cuatro furores divinos que realizarán la tarea purificatoria de llevar al alma a su lugar de origen. En “De Amore 
VII, 14 dice: “Puesto que el alma desciende por los cuatro grados es necesario que por cuatro ascienda”[3]

    Aquí observamos como se conectan la idea del Paraíso/Perfección Original con la caída (serpiente) y el 
proceso depuratorio del ascenso del águila por las cuatro regiones hasta regresar a su origen, que  en Ficino 
(19/10/1433, Florencia, 13, 30 aprox.) encontramossu base arquetípica en el trígono Sol en Escorpio (caída-
ascenso)- Plutón en Cáncer (purificación para retornar al origen). Siendo una imagen universal encontramos un
 paralelo en las Upanishads de la religión hindú:
    “Como el águila de las montañas, que habiéndose remontado en el aire por sobre la tierra
     Vuela de regreso a su lugar de descanso, fatigada por su largo vuelo.
      Así el alma habiendo experimentado la vida de lo fenomenal, relativo y mortal,
    Retorna finalmente hacia sí misma, donde puede dormir más allá de todos los deseos
    y más allá de todos los sueños”[4]

    Pero este estadio de una cultura mucho más avanzada en el tratamiento y vivencia de la imágenes del 
Inconsciente Colectivo era demasiado trascendente para la psicología del Renacimiento que redescubría el alma
 y el Alma del Mundo(tercer estadio ascendente en la escala de Plotino). Como plantea Hillman :”No es el 
regreso de la Naturaleza al hombre lo que marca el comienzo del Renacimiento, sino el regreso al alma”[5]

    Es ese regreso que hace Ficino al hacer su distinción de las tres jerarquías de Eros en los planos animal, 
humano y divino, vinculándolos con lo voluptuoso (tacto), activo (vista) y contemplativo (razón), privilegiando 
el término medio humano vinculado al sentido de la vista, siguiendo el lineamiento arquetípico planteado.[6]

    En “De Amore”(VI, 4) amplía el concepto de Alma del Mundo y toma el orden descendente de los planetas,
 de las siete esferas recurriendo al Comentario del sueño de Escipión de Macrobio, donde este descenso a 
diferencia de los gnósticos, revestía al alma de cualidades que ejercería en su existencia terrena. En el adoptar 
este texto tradicional podríamos ver la influencia del trígono Sol-Plutón, dado que como sostiene la tradición:” 
las almas descienden a los cuerpos de la Vía Láctea por la Constelación de Cáncer envolviéndose en un velo 
celeste y luminoso del que se revisten para encerrarse en los cuerpos terrestres(...) El Sol, con la ayuda de los 
demonios solares favorece aquella claridad de los sentidos y de las opiniones que hace posible la adivinación”[7]

    Podríamos vincular aquí la esfera del sol (claridad de los sentidos) con el sentido de la vista más 
específicamente dado su sol en Escorpio y de allí con este Eros activo busca elevarse con las alas de la razón (contemplación) hasta el origen en Cáncer[8] a través del proceso depuratorio plutoniano. Pero Ficino no 
conocía a Plutón y coloca ( dada su cuadratura del Sol  y su posición en la casa I conjunción al Asc.) a Saturno
 en su lugar como el astro del furor contemplativo más alto, deduciéndolo de su posición más elevada, en el 
esquema ptolemaico de las esferas, lindante con las estrellas. Lo cual nos lleva a tratar con más profundidad el temperamento melancólico inspirado, propio de este período arquetípico.
    Saturno y el Temperamento Melancólico:

                                                                       Fueron Klibansky , Panofsky y Sax quienes descubrieron la 
síntesis de Ficino donde conjugaba las diversas ideas de la época sobre los temperamentos, humores y la 
Astrología.[9]

    La evolución de estas ideas pasa por los pitagóricos, quienes señalan el camino al presocrático Empédocles
(493-433 Ac., aprox.), quien es el primero en formula a la enfermedad como el desequilibrio de los cuatro 
elementos y tamibén como elementos constitutivos  del hombre y del Universo anticipando la idea hermética
 posterior, recogida por Ficino de Macrocosmo- Microcosmo.

    Esta concepción tuvo su ascendente sobre Hipócrates (496-399 AC.) quien los llevó a combinarlos con los
 cuatro fluidos del organismo : sangre, flema, bilis amarilla (o roja) y bilis negra. La enfermedad obedecía al 
mismo principìo de desequilibrio entre estos fluidos. Esta idea la continuó Galeno (129-199 dC), cuya psicología
 dominó toda la Edad Media, en la cual estos humores servían para definir cuatro tipos de seres humanos: 
sanguíneo, colérico, flemático y melancólico. Hacia el siglo IX los árabes establecieron el vícnulo de los humores
 con los planetas. El autor introducido en Occidente fue Abu Ma’sar ( mueroto en 885) dio la correspondencia
 entre la bilis negra- Saturno; bilis roja-Marte; sangre-Júpiter y flema- Luna. A través de Alcabites en el siglo X,
 se introduce esta noción en forma definitiva en Occidente.

    El más desafortunado de estos tipos psicológicos era el melancólico-bilis negra- tierra-Saturno. La 
naturaleza fría y seca hacía a sus hijos :”delgados  y sombríos(...) torpes, sórdidos, apáticos, indolentes, cobarde
, inconscientes, perezosos, en resumen, gente sin fe ni ley que no tienen ninguna consideración para el trato 
humano. El emblema atrabilario es un viejo avaro que yace sobre la tierra yerma.”[10]

    Esta descripción parece diferir en forma notable del temperamento imbuido del furor divino, cuyas alas 
despliegan su ascenso a las altas cumbres del Mundo Inteligible. Ficino recoge las ideas de Macrobio y Proclo
 quienes atribuían a la esfera de Saturno, la más elevada, la facultad contemplativa y la razón. Sin embargo otros
 autores antiguos como los del Poimandres hermético, traducido por Ficino, le atribuían la mentira.

    Esta ambigüedad ya había sido notada por Aristóteles en su problema XXX donde distinguía la melancolía 
fría , ya descripta, de la caliente o heroica. Esta segunda clase de melancolía :”atribuye al sujeto una labilidad y
 una inestabilidad psíquicas que va a la par de la genialidad(...) Según Aristóteles, accesos de alegría, éxtasis,
 labilidad, genialidad”. Las notas excéntricas desaparecen del comportamiento del melancólico genial, sin afectar
 sus extraordinarias facultades si la temperatura es moderada.”[11]

    Si lo miramos desde el punto de vista astrológico, siendo Saturno un astro frío y seco ¿quién aportaría el 
calor? ¿qué fuerza habría de elevar al pesado plomizo melancólico hasta su esfera más elevada de la
 contemplación  y la razón? Razonando como lo harían los antiguos el calor es la fuerza que eleva y allí aparece
 Eros, el Furor Erótico que pasa al poético, religioso y profético (De Divino Furore)[12],. Los dioses, para
 Ficino, implicados en este ascenso son Venus, las ;Musas, Dionisio y Apolo.

    En otro lugar (Wotan o Saturno nuevamente destronado, Cosmovisión 1997) comprobé la relación de este temperamento melancólico exaltado a través de la experiencia empírica de estudiar las cartas natales de los melancólicos inspirados y en ellas, aparecía, como también ocurre en Ficino, la irrupción del calor a través de
 la lava ardiente de Plutón que se eleva  de las profundidades para convertirse en el basalto saturnino en las altas
 cumbres de la contemplación.

    Ese estudio había surgido para indagar el fenómeno ocurrido tras el descubrimiento de Plutón en el cual 
atributos antes vinculados a Saturno habían sido trasladados a Plutón. La primera pista del vínculo de ambos
 habían dado los tres nombres surgidos en el momento de bautizarlo: Kronos (sociedad Real) , Odín y Plutón. 
Finalmente quedó este último pero del estudio de las bases arquetípicas surgía el hecho de que representaba la fragmentación de un arquetipo mayor denominado en la antigüedad Kronos, Odín o Wotan (escandinavo-
gemánico), del cual el estudioso Ninck veía el influjo de Mercurio, Saturno, Dionisios y Plutón. Jung lo 
interpretaba como la parte instintiva emocional del Inconsciente, como así también la intuitiva inspiradora, 
siendo el dios de la furia y el delirio,el revelador de los signos misteriosos y clarividente.

    Esta explicación, apelando a la fragmentación del arquetipo concuerda y esclarece lo planteado por Ficino al
 reunir dos aspectos totalmente opuestos: la razón tradicional de Saturno con la imaginación, la facultad 
fantástica. Esto también sorprendería a cualquier astrólogo moderno el cual concibe a Saturno como 
representante de la mente raciona, lógico y profunda, pero no fantástica ni imaginativa. Es sencillo, siguiendo el lineamiento propuesto, comprender que el desconocimiento de los otros planetas-facultades hizo que Ficino
 colocara a Saturno, a través de la idea de astro más elevado en las esferas ptolemaicas, como portador o cara 
visible del resto del arquetipo, aún invisible para la Conciencia Colectiva de la época. Su propia disposición en
 su carta natal lo conducía dado que tenía a Saturno (12º 2’ Acuario) conjunción  Ascendente ( 8º18’ Acuario) 
en cuadratura al Sol ( 4º53’ Escorpio), el propio Ficino atribuí a este aspecto su carácter melancólico[13]. Pero si agregamos  los transaturninos  nos encontramos con un complejo Wotan-Kronos, dado que Plutón (12º16 
Cáncer) hace un quincuncio partil  a Saturno y trígono al Sol, aspecto que – como vimos más arriba-  aporta el 
calor volcánico para retornar al páis de origen (Cáncer). Además si consideramos la asociación de Dionisios,
 en cuanto dios de la danza, el vino y el éxtasis, con Neptuno (22º44’ Leo) ya establecida por el concierto de
 los astrólogos, nos encontramos que está en un quintil partl con el Sol y además al estar en conjunción con 
Júpiter (18º35’ Leo) está en oposición con Saturno y además en cuadratura con el otro integrante del arquetipo:
 Mercurio (28º6’ Escorpio). Este a su vez está en quintil con Saturno (orbe 2º) y sesquicuadratura con Plutón 
(orbe 50’). Con lo cual resulta que Saturno recibe aspectos de Mercurio, Neptuno-Júpiter, Plutón, siendo 
desde Ascendente la car visible de ellos. De esta forma comprobamos en forma empírica a través de su carta
 natal, o sea los arquetipos activos en su psicología.[14]
   



[1] Citado en Turió S., Descartes del Hermetismo a la Nueva Ciencia, Anthropos, España,1985, pag. 129/130
[2] Azara P. comentario a Ficino M., Sobre el Furor Divino y otros textos , Anthropos,  España, 1993, pag. XL
[3] Ibid. pag. LVII
[4] Citado en Sadhu M. Técnica de la Concentración, Fabril editora, Bs. As., 1971, pag. 239
[5] Hillman J., Re-Imaginar la Psicología, Siruela, Madrid, 1999, pag. 384
[6] Culianu I; loc. Cit., pag. 321
[7] Ibid., pag. 76
[8] La entrada de las almas por Cáncer se encuentra en la tradición hindú: Pitr Yana, la “puerta de los hombres”. Guenon R., Símbolos Tradicionales de la Ciencia Sagrada, El jeroglífico de Cancer, Eudeba, Bs. As., 1988, pag. 116
[9] Klibansky R., Panofsky E., Sax F., Saturno y la Melancolía, Alianza, Madrid, 1991
[10] Culianu I, loc. Cit., pag.81
[11] Ibid., pag. 82
[12] Aunque Ficino da diversos órdenes de acuerdo al texto platónico comentado
[13] Klibansky, Panofsky y Sax, loc. Cit, pag 251/252
[14] También lo encontramos en Durero (20/Mayo, 1471, Nuremberg, 10,25)cuyo obra “Melancolía” diera origen al estudio de Klibansky, Panofsky y Sax. Tenía el Sol conjunción Saturno (MC en Géminis), cuadratura a Plutón (Virgo en I). Este a su vez en sextil a Neptuno (Escorpio) y este último en oposición a Mercurio conjunción MC y quincuncio con el Sol (gobernante del tema, Asc. Leo). Durero se había inspirado en una cita del mago renacentista Agrippa: “Cuando se enciende y brilla el “humor melancholicus” genera un frenesí(Furor)  que nos lleva a la sabiduría y a la revelación especialmente cuamndo se combina con una influencia celeste, sobre todo la de Saturno”(citado en Yates F., La filosofía Oculta ...loc. cit, pag. 97) Agrippa (23/9/1486, Pavia 9E10; 45N10; 3,24 Hs) Tiene Asc, Virgo, el gobernante de Tmea Mercurio (27º45’ Libra) está en conjunción abierta (9º) con Plutón (18º33’ Libra) y éste se conecta por sexito con la conjunción de Saturno (7º21’ Sagitario) y Neptuno (14º7’), formando el cuaternio Kronos- Odín. La última conjunción se conecta por trígono y sextil con el Sol (8º43’Libra) y Luna (11º14’ Leo)

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