jueves, 24 de febrero de 2011

El Ciclo de Urano-Neptuno, el Puer Aeternus y la Utopia (continuación de Utopías del Renacimiento) 1º parte



Introducción:

                      Este trabajo es la continuación del premiado en el Congreso de Gente de Astrología en el 2001.  En la primera parte, al   reflexionar sobre el género literario creado por  Tomás Moro, había encontrado sus correspondencias astrológicas en Acuario  y la casa XI y, Piscis y la XII. En la parte dinámica con el ciclo de Urano-Neptuno de 171 años. 

    Este ensayo literario de Moro, cultivado hasta la actualidad, derivó en propuestas de diferentes órdenes político- sociales, desde las mítico-religiosas (Neptuno- Piscis)  hasta las materialistas – científicas (Acuario, Urano y su co-regente Saturno).

    Al estudiar los antecedentes filosóficos  de la idea de Moro, nos habíamos encontrado con La República de Platón (al igual que todos los utópicos posteriores) y la Ciudad de Dios de San Agustín. En el plano mítico, su antecedente es el mitologema de la Edad Dorada desarrollada por Hesíodo en Los Trabajos y los Días. Este mitema nos plantea el reino dorado de Saturno junto a la diosa Astrea –Virgo quien caminaba sobre la faz de la tierra en esos tiempos perfectos, donde en la raza de los hombres reinaba la verdad y la justicia antes de la posterior degradación. Al considerar estas deidades surgidas del mito se pudo comprender el lado opuesto oscuro de la Utopía: la rigidez, la uniformidad y la restricción de la libertad individual en aras del ideal. Este aspecto se completa con Plutón cuando la Utopía degenera en su contrario: la Aniti-Utopía y el orden social se vuelve opresivo y totalitario.


    La presencia de estos factores había sido confirmada en las cartas  de Tomas Moro (autor de Utopía), Tomasso Campanella (autor de la Ciudad del Sol) y Francis Bacon (autor de La Nueva Atlántida) y de la carta de la conjunción de Urano-Neptuno del 403 AC, que nos había ayudado a comprender la génesis de La República de Platón.

    En aquel trabajo había quedado pendiente la profundización del otro antecedente de la obra original de Moro, es decir, el cristianismo primitivo.  Es el propósito de éste abordar este tópico y  ahondar el mitema de la Edad Dorada, dado que ambos dialogan permanentemente a lo largo de la Historia y del género literario. De este mitema podremos dilucidar qué personalidades arquetípicas son las constantes, más allá del paso del tiempo, en la conformación del fenómeno utópico en todas sus variantes.  Por otro lado estudiar la dinámica de las conjunciones de Urano-Neptuno a través de las diferentes áreas zodiacales nos permitirá comprender quizás las razones de Moro en querer retornar a los valores del Cristianismo originario.

Edad Dorada:  Virgilio y el Cristianismo

                                                                 En el trabajo anterior se había establecido un paralelo en el desarrollo de las diferentes utopías literarias del Renacimiento mencionadas, con las diversas instancias del ciclo Urano- Neptuno. Así Moro combinando un humanismo evangélico retornando a las fuentes del Cristianismo primitivo (Conjunción de Urano-Neptuno en Escorpio, casa XII); Campanella combina los elementos mágico-astrológicos con los religiosos (Trígono). Finalmente la separación de estos componentes y su derivación hacia una nueva mística: la investigación científica (Urano en Escorpio en IX oposición Neptuno en Tauro en III).

    También se había observado como estos desplazamientos se compensaban en el Inconsciente con el cambio del mito subyacente. La Edad Dorada de Hesíodo (Campanella) y su versión posterior (Saturno acogido por Janus en Platón –Moro) es reemplazado en Bacon por el mito escatológico judeocristiano dando origen a la idea del Progreso, rectora del pensamiento científico posterior.

    Este paso estaba preanunciado en la Ciudad del Sol. Campanella afirma allí: “y más necio aún el sostener que al principio reinó Saturno con justicia; después, y menos justamente Júpiter y finalmente los restantes planetas, si bien confiesan (los solarianos) que la Edad del Mundo está regulada por la serie de planetas”. (1)

    Pero no es la primera vez que dialogan en la temporalidad ambos mitos: la Edad Dorada inicial y el Mito Escatológico con la llegada del Mesías y la salvación final. La pregunta surgida es si estos antecedentes coinciden astrológicamente con lo observado en el Renacimiento y, si su estudio nos permitiría una mayor comprensión del fenómeno posterior utópico.

    Para empezar a responder estos cuestionamientos debemos retroceder a la época del Imperio Romano en la cual Virgilio, poeta oficial  del Imperio elaboraba el mito que posibilitaba el segundo nacimiento de Roma.

II


    El mito de la Edad Dorada es reelaborado por cuatro poetas del la segunda mitad del siglo I A.C. y principios de la era Cristiana: Horacio, Ovidio, Lucrecio (aunque en cierta medida según los estudiosos) y Virgilio.

    Los tres primeros continuarán la línea de Hesíodo, rememorarán con añoranza ese pasado caracterizado  “por la armonía, la justicia,  la fecundidad  y la tranquilidad, una tierra de recolección que nunca necesitaba ser cultivada.” (2)

    Esta nostalgia del pasado está fundamentada en la situación política- social de Roma envuelta en dos guerras civiles y la salida hacia un nuevo sistema político novedoso: el principado encarnado por la figura de Augusto.

    El historiador de la religiones Mircea Eliade los analiza en profundidad (3). El primero de ellos es la profecía que expresaba que la vida de la ciudad se limitaba por un cierto  “número místico” de años revelado por las 12 águilas vistas por Rómulo en la fundación de Roma.

    El segundo de ellos era la doctrina caldea del Año Magno introducida en el siglo III A.C. por el astrólogo Beroso. Esta doctrina planteaba el fin del mundo cuando en el décimo mes, el de Apolo, los siete planetas se reunían en Capricornio produciéndose la destrucción universal por el fuego (“ekpirosys”). Los acontecimientos históricos citados acentuaban la creencia en que el Año Magno se aproximaba y Roma estaba en los albores de su derrumbamiento.

    Horacio no había podido disimular, según Eliade, el temor respecto a la suerte futura de Roma. Por eso su tratamiento es una anticipación del “soñar despierto” (Neptuno-Urano) de las Utopías posteriores. “Así en Epodo 16, 41 vemos como la escapatoria de esa realidad es huir hacia ese mundo brillante de la Edad Dorada, pero esta evasión consiste en una huida mental” (4).
    Pero Virgilio cree que ese mundo idílico se va a recuperar y que la renovación del mundo se produciría sin catástrofe alguna. En el 40 AC estas esperanzas son despertadas por la paz de Brindisi firmadas entre Antonio y Octavio Augusto, quienes se disputaban la supremacía del poder, y parecíase instaurar la ansiada “pax aeterna”.

    Así surge en el 37 AC, coincidiendo con el acuerdo final entre Antonio y Augusto por el control de Italia, la famosa Égloga IV: “Ya llega la última edad anunciada en los versos de la Sibila de Cumas, ya empieza de nuevo una serie de grandes siglos. Ya vuelve la virgen Astrea y los tiempos que reinó Saturno, ya una nueva raza desciende del alto cielo. Tú ¡oh casta Lucina! Favorece al recién nacido infante, con el cual concluirá, lo primero, la edad de hierro y empezará la de oro en todo el mundo; ya reina tú Apolo.”

    Más adelante en la Eneida, escrita entre el 30  hasta su muerte (acaecida  el 21/9/ 19 AC), el poeta sostiene que esta edad dorada es un hecho ante la labor desplegada por Augusto: “Este es , éste es el que vienes oyendo tantas veces que te está prometido,  Augusto César, de origen divino, que fundará de nuevo la edad de oro en los campos del Lacio que Saturno reinó un día..”(Eneida 790-798).

    Los terrores arquetípicos son despejados por Augusto. Eliade señala: “Augusto ha fundado  de nuevo Roma y ya nada debemos temer en cuanto a su vida, podías decirse quienes se habían preocupado por el misterio de las doce águilas vistas por Rómulo. El pasaje de la Edad de Hierro a la Edad de Oro se ha efectuado si ekpyrosis, podían decirse los que se vieron asediados por la teoría de los ciclos cósmicos.”(5)

    Así Virgilio reemplaza en forma homeopática la acumulación de los siete planetas en Capricornio por el dios solsticial Apolo cuya festividad se celebraba el 24 de diciembre y regía el décimo mes del Año Magno.

    ¿Refleja el cielo lo planteado por Eliade?

    Augusto nace el 22/9/-63 (5,30 AM, Roma)y tiene la conjunción disociada aplicativa de Urano (28,45 de Géminis) y Neptuno (2,22 de Cáncer) en X. El aspecto  uraniano prometeico de nuevo fundador, reemplaza a la figura del gemelo Rómulo y Neptuno, se encarga de “apagar” con las aguas míticas de la emoción y del origen (Eneas proviene de Troya), la amenaza de la Ekpyrosis desde el signo de Cáncer. La Ciudad Madre Roma (Neptuno en Cáncer) ha sido refundada por el nuevo héroe civilizador reemplazando al gemelo Rómulo (Urano en Géminis), diferenciándose del elemento solar ya que asume la figura de príncipe o primer ciudadano.[1]

    Virgilio (15/10/69 AC, Mantua, hora desconocida) aporta el elemento saturnino dado que tiene su Sol en Libra en cuadratura con Saturno en Capricornio y la conjunción de Urano y Plutón (1º de Géminis) mostrando el manejo político  del mito (Saturno) transformando y liberando las perspectivas sombrías a través de sus escritos (Urano-Plutón en Géminis). Para el momento que escribe la Égloga IV en –37 Saturno en Acuario se oponía a Neptuno en Leo (25º) estando mediatizada la oposición por Urano en Libra (25º).

    Algunos estudiosos han visto en el misterioso niño de la Égloga IV  la prefiguración del niño Jesús de Nazareth, el Dios Puer que muere y resucita vinculado a la Gran Madre, desde la óptica junguiana.  


[1] El 16 de Enero de 1991, se desató la “Tormenta del Desierto”, la primera guerra del Golfo y el mito de la Ekpyrosis vuelve a su lugar de origen entre el Éufrates y el Tigris en forma concreta. El día anterior se había producido un eclipse solar en Capricornio y además del Sol, la Luna y el Nodo, estaban en este signo: Mercurio, Saturno y la conjunción de Urano-Neptuno( 10º y 14º respectivamente). La victoria de la coalición liderada por Estados Unidos dio lugar a la llamada “pax americana” emulando a la “pax augusta” del ciclo complementario (Cáncer partil en el 60 AC en 4º).

2 comentarios:

Psicología Junguiana dijo...

Estimado Alberto:

Enhorabuena por tu trabajo!

Soy amigo de Raúl Ortega y Moisés Garrido, aquí en España. Recuerdo que, cuando estuviste por aquí, y te entrevistó Moisés para la revista Más Allá, hablamos Raúl y yo, para ver si podíamos quedar en Huelva y así poder conocernos. Lamentablemente, en esas fechas me fue imposible.

De modo que, si se presenta la oportunidad en el futuro, y viajas a España, podamos conocernos.

Recibe un cordial saludo

José A.

Amalia Lateano dijo...

Te sigo de cerca porque me interesa mucho el tema. Lo desarrolas muy bien
Saludos.
Amalai