Francois Boucher:
Tuvieron que
transcurrir casi 300 años para que Francois Boucher, en 1754, volviera a
retratar el mismo tema mitológico. Como representante del estilo rococó francés
y su vinculación a la corte francesa de Luis XV, en particular a la amante del
rey Madame Pompadour, no podríamos pensar que este pintor, en forma consciente,
retratara un cambio cultural de su época. Parecería más un representante, dadas
estas condiciones conscientes, de la Venus Pandemo. Sus cuadros Venus y Cupido
(1750), Venus y Vulcano (1754), Marte y
Venus sorprendidos por Vulcano (1754) parecen confirmarlo. Se podría
pensar que reflejarían las intrigas amorosas palaciegas de la corte francesa.
Incluso en su basamento arquetípico[1] la
presencia de Venus (Escorpio 19º 14’) en destierro en aspecto fluente con su
amante natural, Marte (Virgo, 22º 41’), las tensiones con el otro regente,
Plutón (Leo 17º 5’) y la oposición con su padre Júpiter ( Tauro 20º 58’), nos
acercan más a la Afrodita Pandemo y sus
deseos eróticos.
Sin embargo por debajo de estos contactos
más evidentes y próximos, se halla una peculiar formación que nos remite al
mito: el creativo biquintil a Neptuno (Aries 13º19´) y el trígono amplio a
Urano (Cáncer 28º 34’). Estos dos últimos planetas, sus padres mitológicos en
aspecto de 105º, serie atribuida a Venus en la simbología astrológica (15º),
confirmando el vínculo entre estos factores arquetípicos desplegados en el
mito.
¿Qué cambios estaba anunciando el
nacimiento de esta Venus, casi 300 años después de su antecesora?
En 1749 Benjamín Franklin había iniciado
sus experimentos con la electricidad tratando de demostrar la identidad de las
chispas eléctricas y los rayos. En 1752 realizó su experimento con el cometa
como forma demostrar que las tormentas eran un fenómeno eléctrico y de probar
el uso de varillas de acero en punta para captar y protegerse de la caída de
los rayos. Un año más tarde, en 1753, inventó el pararrayos, pero un ruso Georg
Richmann, siguió sus instrucciones y murió electrocutado.
Este hecho motivó a Prokop Divis[2]
que se pusiese a investigar la solución del problema. Mejoró el sistema
agregándole más capas de metal (alrededor de 400), suponiendo que esto
conduciría mejor la electricida.. El teólogo, el 15 de junio de 1784, levantó
un palo de 40 metros con la estructura de su diseño y su experimento resultó un
éxito, expandiéndose su uso en Europa.
¿Cuál es la razón de la importancia de
estos sucesos? Es conocida la atribución del fenómeno eléctrico al planeta
Urano. Se relaciona su descubrimiento, en 1781, con el desarrollo del estudio y
manejo de la electricidad. El campo desplegado a partir de Franklin y el menos
conocido Divis, fue un terreno muy fértil dentro de la ciencia, tanto en el
aspecto teórico como técnico. No sólo el rayo del señor del Cielo era captado
por un “falo” de 40 metros, sino que se “castraba” su poder destructor
transformándolo en creador. Un nuevo conocimiento de la Naturaleza emergía a
partir de él.
Desde el punto de vista sincronístico
ambos tenían la estructura de la Venus Urania. En el caso de Franklin tenía a Venus (Capricornio 5º 47’) en quincuncio a Urano (Leo 6º 52’) trígono a Saturno (12º 54’ Tauro). Neptuno
en 105º (Aries 16º20’). En la posible fecha, 15/6/1752 del experimento con el cometa extrayendo
chispas de una nube de tormenta, Urano
en tránsito (Piscis 3º 22’) en conjunción a Venus progresado (3º44’) hacían lo propio con la Luna natal (Piscis 5º 38’) sextil Venus natal. Saturno
(21º 19’ Sagitario) “castraba”
(sesquicuadratura ) a Urano
natal. El Sol PS (14º 47’ Aries)
hacía conjunción a Neptuno (orbe
1º 33’).
Divis había nacido con la conjunción de
Venus-Neptuno ( Aries 0º54’,0º55’)en aspecto tenso con Urano en Géminis (27º
59’). Es llamativo que Boucher, quien también había nacido con Neptuno en el
ígneo Aries, retrate en su obra un doble Eros, siguiendo el texto del Banquete,
quienes acompañan a la diosa. Uno de ellos, el más próximo a ella, sostiene la
paloma, ave ligada a Venus (Pandemo). El otro, ubicado más alto, sostiene una
antorcha encendida apuntando al cielo, a la manera de una vara que capta el
“fuego del cielo” como lo llamaba el propio Franklin. ¿Eros como factor vital
incorpora el fuego del cielo, la electricidad del rayo de Urano, como nuevo
valor a la humanidad? La presencia de
Urano en el signo de los gemelos, Géminis, parece concordar con el doble Eros.
El experimento del 15 de junio de 1754, se
realiza con el paso del Sol (24º07’) sobre Urano natal en Géminis. Ese mismo
día se vuelve a la repetir la configuración mítica: Venus (Cáncer 14º 39’) en
aspecto fluente con Urano (Piscis 11º
20’), este último en biquintil a Neptuno (Leo 4º 44’). Se completa con el castrador
Saturno en su domicilio (Capricornio15º41’) en sextil a Urano, provocando la
caída de su falo al Océano (Urano en Piscis) y de la espuma surgía Venús
(Cáncer). Sólo que aquí Saturno brinda la estructura especial terrestre
(Capricornio) para descargar la peligrosa electricidad a la tierra.
Al año siguiente, Emanuel Kant[3], a
los 31 años en 1755, publica bajo un seudónimo su “Historia Natural y Teoría
General del Cielo”, donde por primera vez se atribuye a la Naturaleza la
creación del Cosmos en ese momento conocido, evitando mencionar el primer
impulso por parte de la Divinidad. En este aspecto rupturista con la tradición
cristiana, Kant continúa con el derrotero iniciado en el Renacimiento con el
conocimiento brindado por la Venus Urania y su ideal del saber independiente.
El filósofo había nacido con el trígono
partil de Venus (Géminis 10`º 29’) a Júpiter (Acuario 10º 03). Sin embargo, su
teoría partiendo de una nebulosa donde
las posteriores estrellas, planetas y cometas disueltos en sus elementos
primitivos, diferenciándose a través de un lento desarrollo a través del tiempo,
parece responder a otra pauta arquetípica. Podría pensarse, desde el punto de
vista mítico, que se asociaría más a Dione (madre de la Pandemo), como hija de
Océano a la primera generación de los dioses griegos. Hasta su unión con
Júpiter deben transcurrir generaciones, un lapso de tiempo que bien puede
mostrarnos el paso de los elementos indiferenciados primitivos (Dione) hasta la
consolidación de éstos en un Orden Legal muy posterior (Júpiter).
El correlato astrológico sería Neptuno
(Tauro 28º 9’, regido por Venus) quien al estar en contacto con el reemplazante
del dios originario del cielo (aunque esté por detrás dada la regencia de Urano
en Acuario), o sea Júpiter (108º) y en sesquicuadratura a Saturno (Capricornio
10 º48’), tras un largo período de tiempo (Saturno) los elementos
indiferenciados (Neptuno) se coagulan dando lugar al Orden definitivo posterior
(Júpiter).
Si le sumamos la propia estructura de
Kant, su Sol y Ascendente en Tauro (2º8’, 9º29’), y el trígono de Saturno al
Ascendente parecería hablarnos de ese lento proceso evolutivo que conduce a la
coagulación y separación de lo elementos
caóticos originales.
De esta forma nace el Cosmos: de los
elementos indiferenciados (Dione) se unen en un orden legal (Júpiter) y da
nacimiento al Orden Bello (Cosmos), con lo que arribamos una vez más, a la
diosa de la forma estética y la belleza: Venus La base arquetípica de su tema
natal refleja su teoría.
Sin embargo otro pensador, el conde de
Buffon, en 1749 y luego en 1778 expone una teoría que sí parece responder al
mito de la Castración de Urano y el surgimiento de la Venus Urania.
Esta altrnativa sugerida por Buffón
sostiene: “el sistema solar nació como consecuencia de una catástrofe cósmica
provocada por la interacción de otro cuerpo celeste, interacción que pudo ser
una colisión efectiva”[4]
Este cuerpo celeste postulado por Buffón resutló ser un “cometa mediante un
choque oblicuo, desprendiendo la cantidad de materia necesaria para la
formación de los planetas”[5]
Reemplacemos la hoz de Saturno por el
incansable cometa, el Cielo por el Sol y los desprendimientos de la materia
solar forman los diferentes planetas. Observemos el correlato simbólico desde
el basamento arquetípico de Buffón[6].
Nos encontramos con un stellium:
Venus, Plutón y Urano en Leo (27º10’,23º29’, 15º27’) en trígono a Neptuno en
Aries (23º5’). El cometa “castrador”, representado por Saturno en el signo del perpetum mobile, Géminis (17º24’), quien
hace un sextil al stellium y un
aspecto de cuadratura al Sol. Urano queda bajo su égida, mostrándonos el
reemplazo simbólico del Cielo (Urano) por el Sol. Venus en Leo, con la misma
regencia, pasa a ser formada por la misma materia solar. Neptuno “enfriaría”
esa materia en estado incandescente (Aries) permitiendo su contracción y
coagulación. Es precisamente en este punto donde la teoría de Buffón encontró
su punto débil, dado que la materia incandescente tiende a expandirse y a perderse en el Universo y no a concentrarse.
Esto sería más acorde desde el punto de vista simbólico dado que el calor del
fuego ariano evaporaría expandiendo el magma líquido de Neptuno.[7]
Estas dos ideas base, la de Kant y
Buffón, siguieron siendo con modificaciones, el núcleo central de las cosmogonías posteriores. Singh comenta:
“Es verdad que las teorías sobre el origen del sistema solar han sufrido muchos
cambios desde que se formularon por primera vez esas dos hipótesis
especialmente durante los últimos cincuenta años. Sin embargo por paradójico
que sea, cuanto más cambian, más idénticas parecen. Porque a pesar de todas las
vicisitudes, el meollo sigue siendo una u otra de esas dos ideas rivales que
han presidido todas las cosmologías desde Kant y Buffón en el siglo XVIII hasta
Weizacker y Hoyle en nuestros días”[8]
Así Sadosky, en la edición de 1946 del
libro de Kant, comenta: “como James Jeans elabora una teoría en la línea de
Buffón, criticando al continuador de Kant, Laplace. El sistema planetario se
habría originado a partir de una estrella que en lugar de seguir la evolución
más corriente: caos→nebulosa→estrella→sistema binario→subsistema, fue
perturbado en su proceso por la aproximación de otra estrella que logró
arrancarle un “huso” de materia gaseosa que debió girar alrededor del Sol, mientras
la estrella perturbadora continuaba su curso.”
“En esta teoría , en la cual se reconocen
ciertas analogías con la expuesta por Buffón, se hace un uso sistemático de las
mareas gigantescas consideradas por G.H. Darwin. La teoría de Jeans es la que
actualmente permite una explicación más verosímil sobre el origen del Mundo”[9]
Esta teoría denominada catastrófica, porque podía incluir el choque
de una estrella y no de un cometa dado que luego de Buffón se reveló la
“oquedad de los cometas”[10] y
como comenta Singh son “mucho ruido y pocas nueces”[11]
Exploremos la base arquetípica de James
Jeans, dado que la pregunta surgida ante la similitud con Buffón es ¿Coinciden
el trasfondo arquetípico-mítico por detrás de la teoría?
James Jean[12]
tenía a Venus en domicilio en Libra (22º18’), la Urania platónica, rigiendo a
Neptuno en Tauro (7º 18’ en aspecto de 165º, de la serie 15º de Venus, partil)
y en sextil a Urano en Leo (26º35’) a su vez en 108º con Neptuno. Se repite la
posición de Urano en Leo, y el Sol, su regente también en Virgo (18º 49’), está
en cuadratura con el “castrador” Saturno (Piscis 16º 48’) y a su vez
septil con Neptuno.
Las dominantes del mito de nacimiento de
Venus por la castración de Urano están una vez más presentes, el mismo símbolo,
Urano en Leo, permite el pasaje del cielo al Sol. La Hoz de Saturno es
reemplazada por la masa de una estrella o las “mareas de George Darwin”, que se
refieren al efecto de la fuerza de gravedad de una masa como un planeta o
satélite sobre otro (Darwin estudió la influencia de la Luna sobre la Tierra y
el efecto en las aguas formando las mareas. La extensión del concepto nos lleva
a la base arquetípica del señor de los Océanos : Neptuno en el terrenal y fijo
Tauro. Aquí se combina la fuerza de atracción (fuerza fFija) de una masa
(Tierra) teniendo el efecto marea (Neptuno) sobre el Sol (Urano en Leo). Se refuerza el significado con la hoz de
Saturno en Piscis (regido por Neptuno), quien arranca el “huso” de materia
gaseosa que coagulará en los planetas.
Aunque esta teoría fue vigente, como nos
comenta Sadosky, hasta 1948, cuando se postuló la actual del Big Bang, es un
ejemplo de cómo los arquetipos buscan manifestarse mostrando el trasfondo
inconsciente de las teorías científicas. Exponen aquello que Freud planteaba
como “metapsicología”, las fuerzas actuantes por detrás de la psique de los
artistas y científicos, permitiéndoles “cultivar su jardín” y mantener cierto
grado de equilibrio psíquico al estar abiertos a los contenidos del
Inconsciente Colectivo.
Amaury Duval y Cabanel:
Dos
pintores, Amaury Duval en 1862 y Cabanel en 1863, retomaron el tema del
nacimiento de la Venus Urania. Habían transcurrido un poco más de cien años de
que Boucher retomara el tema.
Amaury Duval había recorrido Italia, entre
1834 y 1836 para contemplar las obras renacentistas. Esta influencia
“consciente”, sería suficiente para los racionalistas para fundamentar el haber retomado el tema. Sin
embargo, ante la proliferación de temas míticos expuestos en el Renacimiento
¿Cuál es la afinidad arquetípica que está por detrás de la elección consciente?
Explorando su basamento arquetípico[13]nos
encontramos con la misma relación de sus predecesores, o sea el contacto entre
los dioses envueltos en el mito: Urano, Neptuno, Venus y Saturno.
La posición de Venus en exaltación en
Piscis (27º43’) representando el surgimiento de la diosa del Océano, está
acompañada por un creativo biquintil de Urano (Escorpio 3º18’), quien la zona
de los genitales para la astrología médica. O sea los genitales (Escorpio) del
Dios, crean junto a la espuma de las aguas (Piscis) a la Diosa. El “castrador”
Saturno, completa este cuadro cortando los genitales, desde su posición en
Escorpio (20º37’) en aspecto de 15º a su víctima y en trígono a la Diosa.
Neptuno (4º15’ Sagitario) confirma las deducciones anteriores haciendo
semisextil a Urano y un trígono a Venus, su regida, en Piscis.
Alexander Cabanel[14]
tuvo mayor fortuna que su inmediato predecesor, dado que en 1863 su Nacimiento
de Venus fue comprada por el emperador Napoleón III.
Nos enocntramos con el mismo vínculo entre
los planetas. Cabanel había nacido con la utópica conjunción entre Urano y
Neptuno (7º49’, 4º42’) pero en el signo de Saturno: Capricornio, ligado también
al poder. La conjunción estaba aspectada por un creativo quintil de Venus
(Libra 23º 22’).
Esta conjunción, que ya la vimos en
Augusto, su religión imperial inaugurando el Siglo de Oro, parecierea ser el
reflejo de la peculiar conjunción de tendencias políticas el Imperio de
Napoleón III.[15]
Ël, precisamente nació con el Ascendente
Capricornio (13º) y la conjunción rondó alrededor de él. Así su filosofía
política era una mezcla de socialismo utópico (Urano-Neptuno), liberarismo
autoritario (Urano en Capricornio) y Romanticismo (predominio de Agua y Fuego
en su tema natal) y luego el retorno al tradicionalismo (Ascendente
Capricornio). Él también se fascinó con el Nacimiento de Venus de Cabanet
porque espejaba su propia posición de Venus (Aries 2º 1’) en conjunción a
Mercurio( 2º31’) en trígono a Neptuno ( Sagitario 4º11’) y quincuncio a Urano
(Escorpio 3º 9’). Saturno también en Escorpio (20º 23’) en semisextil al dios del Cielo. Se repite la pauta mítica
de Amaury Duval, donde la hoz de Saturno castra a Urano arrebatándole sus
genitales (Escorpio)
¿A qué había dado nacimiento Napoleón III?
Más allá de su mote irónico “el pequeño” debido a sus fracaso en el área
militar, los estudios consideran el Segundo Imperio como una de las épocas más
formidables de desarrollo prosperidad que Francia hubiese conocido.
Entre los logros conseguidos se hallan en
la parte económica donde reformó el sistema financiero, bancario y comercial y
recuperó, hacia 1870, el retraso industrial con respecto al Reino Unido.
Se impulsaron los trabajos del Barón de
Haussman en París para dotarla de las anchas avenidas y parques, reemplazando
el formato medieval de calles estrechas, hacinadas y sin cloacas. A pesar de
las críticas de Victor Hugo en “Los Miserables”, en el que denunciaba que el
transfondo de estas medidas era el permitir el rápido movimiento de las tropas
e incapacitar el atrincheramiento de los insurgentes, como ocurrió en 1848,
París se convirtió en el modelo de las reformas de las otras capitales europeas
y una de las más bellas del Mundo.
Durante el Segundo Imperio también, aunque
con menos criterio, se desarrolló la red ferroviaria.
En el propio campo de la diosa Venus, las
Artes, ellas estuvieron incentivadas, como la muestra la misma pintura. En la
música, el Palacio Garnier u Ópera Garnier
la sede de la Academia real de Música, fue parte de la reforma parisina
y muestra la importancia del mundo del espectáculo como símbolo de la “fiesta
imperial”.
En el plano social, se reconoció el
derecho de huelga y de organización de los asalariados (antecedente de los
sindicatos) en 1864, elevando el nivel de vida de los obreros y campesinos.
Comedores de beneficencia para los pobres y los primeros sistema de
jubilaciones y seguros para los obreros.
En el campo científico fue la esposa de
Napoleón III, Eugenia de Montijo, quien personificó al arquetipo de la Venus
Urania, impulsando las investigaciones de Lois Pasteur y la construcción del
canal de Suez por Ferdinand Lesspes. La Emperatriz[16]
había nacido con la Venus Urania reflejada en el cielo: Venus (Tauro 28º 44’)en trígono a Urano (24º 5’) y
sesquicuadratura a Neptuno (13º 54’ de Capricornio), el Castrador Saturno se
presentaba en forma indirecta rigiendo a Urano
y Neptuno (Capricornio 24º5’ y 13º54’). En forma concreta (Tierra) apoyó
la gigantesca obra ingenieril del Canal de Suez, como las investigaciones de
Pasteur que llevaron a la cura de la rabia.[17]
Por otro lado, esa inspiración hacia el
conocimiento llevado al terreno político tuvo funestas consecuencias. Dado su
credo católico se opuso a la política de su marido con respecto a la unidad de
Italia. Inspirada por el mismo credo instó a la invasión de México para oponer
un estado católico a los Estados Unidos protestantes, lo cual llevó a la muerte
al emperador Maximiliano y a una desastrosa retirada. Lo mismo, luego de la
derrota de Austria católica, instó a frenar a la Prusia protestante. Esto llevó
a la debacle al Segundo Imperio tras la batalla de Sedán en 1870.
Allí no actuó la Venus Urania sino la
herencia religiosa de su origen (Marte regente de IX en Escorpio en IV) más su
propia devoción a la Madre Iglesia (Luna conjunción Mercurio en Aries en IX)
que la llevó a la defensa a través de las armas (Aries) en forma imprudente
(Aries). Pese a la cautela ejercida por el primer ministro Emilie Olivier.
Se cuenta que bailó de alegría con su hijo ante la inminente guerra con
Prusia. Un amigo de ella, el marqués de Hartford, al verla en esa actitud,
declaró: “¡Esta mujer nos lleva a la ruina!” (Marte en Escorpio conjunto al FC
en oposición al Sol, Tauro 14º 25’, conjunto MC, 14º3’).
En este personaje podemos observar la
convivencia de dos figuras arquetípicas opuestas: la Venus Urania y la Amazona
(Luna, Mercurio, Aries IX; Sol oposición Marte en Escorpio). Virgen guerrera
defensora de la Tradición (Tauro).
William –Adolphe Bouguereau:
Llegamos al último pintor del siglo XIX ligado también a Napoleón III, William
–Adolphe Bouguereau. Aunque fue admirado y beneficiado por el emperador durante
su gobierno, sin embargo, su Nacimiento de Venus vio la luz en 1879, nueve años
después de la caída del Imperio.
Desde la perspectiva arquetípica que
venimos estudiando, la pregunta que surge sería cuales son los nuevos valores
que anunciaría.
Desde una óptica personalista, el contacto
con Napoleón III, fue previo a su inmediato predecesor Cabannel (1863), dado
que en 1857 le encargó un retrato suyo y otro de la Emperatriz. Además otra
pintura histórica: “Napoleón III visita las víctimas de las inundacines de
Tarascón en junio de 1856”.
Desde su estilo de pintura, el académico,
fue el hombre fuerte del Academicismo francés, o sea que observan las normas
clásica establecidas con una gran calidad técnica. Fue el pinto favorito de la
clase adinerada y ejerció el poder desde la presidencia en pintura de la
Sociedad de Artistas Franceses. Desde la posición de miembro de la Academia
francesa de Bellas Artes (1876), excluía a los progresistas. Los críticos lo
definen como “un bello prototipo del dominio de las técnicas pictóricas
academicistas y de las claves sociales de la hipocresía burguesa.
Su propio Nacimiento de Venus refleja el
estilo clásico academicista y estas claves sociales donde hay un cierto erotismo. Es interesante la
declaración del crítico Eward Lucien-Smith “Considerado el artista arquetipo de
la lascivia del siglo XIX, aunque desde el punto de vista erótico no es el más
interesante de los pintores del Salón parisino. Lo que vemos en él es una
continuación del barroco sin la franqueza o el deseo de Rubens. Ninfas y sátiros es una muestra de su estilo en el
cual el manejo de las formas quita energía a lo que se está mostrando. En
Bouguereau, como en Greize, hay una perturbadora combinación de malicia e
inocencia.”[18]
Su Nacimiento de Venus con la presencia de
sátiros y ninfas parece reflejar más la Venus Pandemo que la Urania. O, desde
la visión gnóstica, una Venus en “exilio”. La estructura arquetípica reflejada
en su tema natal lo confirma.[19]
Venus está en Escorpio (destierro o exilio) en sextil a la conjunción
Urano-Neptuno en Capricornio (17º45’, 10º20’) y en biquintil a Saturno en
Géminis (en casa I).
Estos factores le otorgan el toque de
“malicia” mezclado con la “inocencia” de su Sol y Mercurio (regente del
Ascendente) en Sagitario. La lascivia (Venus en Escorpio) tiene el freno social
adecuado (Capricornio) para despertar las fantasías (Neptuno) sin llegar al
escándalo (Urano), propias de la máscara social (Capricornio) de la burguesía
victoriana de la época.
Desde esta perspectiva su Nacimiento de
Venus, está reflejando los valores de la época: la hipocresía de la
burguesía y de las clases adineradas de
su época. Pero podríamos considera este ”arquetipo de la lascivia como el
antecedente directo del rescate de la feminidad, el deseo y la sexualidad
“caídas” (Venus en Escorpio) que Freud logra “iluminar”(Sol en Tauro en
oposición a Venus de Bouguereau). Rescate de lo femenino que Jung completará (Luna de Jung en 15º 25’ Tauro
oposición Venus de Borguereau).
Pero cuando pintó el cuadro en 1879, su
Sol PS (14º-8º ese año) activaba la conjunción Urano-Neptuno en sextil a
Venus(casa VI). La conjunción se halla sobre la cúspide de la casa IX (16º8’
Capricornio), correspondiente a la Cosmovisión y a los viajes al extranjero. La
pregunta que surge es ¿Cuál cambio en la Cosmovisión, en la Conciencia
Colectiva se estaba alumbrando en esos momento?
Antes de intentar responder esta pregunta
estudiemos con mayor profundidad el sextil entre Urano-Neptuno en Capricornio
(IX) y Venus en Escorpio (VI). Si en su obra de Bouguereau expresaba la
dialéctica entre el control social (Capricornio) ocultando el erotismo (Venus
en Escorpio) detrás de una máscara de probidad moral (Capricornio), llevado a
otro terreno los dos arquetipos más vinculados al poder ¿Qué nos estarían
señalando?
La voluntad de poder (Capricornio) basada
en la supremacía técnica (Urano) y dominio sobre la materia (Capricornio)
aunada a la acumulación capitalista (Escorpio-Capricornio) va a dar un nuevo
tipo de imperio (Capricornio): El Imperio Colonialista.
Entre 1880 y 1914, se desarrolló al máximo
esta tendencia y fue el momento donde hubo un “mayor número de gobernantes que
se autotitulaban oficialmente “emperadores” o eran considerados por los
diplomáticos occidentales como merecedores de ese título”[20]
Podemos comprender mal esta dialéctica si
consideramos a Capricornio desde el punto de vista, dada la afinidad de Saturno
con la agricultura y, de allí, el cultivarse a sí mismo, o sea la cultura, como
el más avanzado técnicamente (Urano) y con la religión verdadera (Neptuno, casa
IX) que debía instruir a los más instintivos y, por ende, atrasados, viviendo
en la superstición mágica (Escorpio), apegados a las antiguas tradiciones
(Venus). El occidental desde la superioridad de su evolución (darwinismo
social) y de su dominio sobre la materia y capacidad racional (positivismo,
inaugura por Comte, nativo de Capricornio) tenía el derecho (casa IX) de
dominar y “educar” (IX) al primitivo y atrasado ya sea en el Pacífico, África,
Asia e incluso en América Central o del Sur (Venus en VI) enseñándole la
verdadera religión (Neptuno) y poniéndolo a su servicio (VI) mientras lo
educaba (IX).
Coincidente con la propia estructura
imperialista de Bouguereau, como relata Ian Chilvars[21] :
“Cezanne lamentó en cierta ocasión haber sido excluído del “Salón de Monsieur
Bouguereau” (refiriéndose a la anual convocatoria de la Academia)”. La misma
estructura desarrollada en forma personal coincide, dado el mismo basamento
impersonal evidenciado por los símbolos zodiacales, con la estructura y valores
del período 1880-1918, un año después que pintara su Nacimiento de Venus. El Sí
Mismo personal (Sol PS) activó el nacimiento de su Venus coincidiendo y
expresando la nueva corriente colectiva; El Imperio Colonialista.
Venus progresado (21º31’ Capricornio)
hacía conjunción a Urano también progresado (20º 46’), reafirmando el
significado personal y colectivo de la obra.
Continúa en la tercera y última parte.
[5] Sadosky H.,
Introducción a la Historia Natural y Teoría del Cielo, Kant, Lautaro, Bs. As.,
1946, pag. 17)
[7] Quizás pesó aquí
el otro stellium en el terreno Virgo:
Júpiter, Sol, Mercurio (12º10,14º’4, 17º43’)
[8] Singh, loc. Cit. pag 330)
[9] Sadosky, loc. Ct. Pag. 20
[10] Singh, pag. 333
[11] Ibid. 333
[17] Ambos, Lesseps y
Pasteur, tenían la afinidad arquetípica para la actividad inspiradora de la
Venus Urania. Lesseps (19/11/1805, 15hs 30’, Versalles, Francia) el MC en
Capricornio (19º1’) en conjunción con
Neptuno de la Emperatriz. Pasteur (27/12/1822 2hs, Dole, Francia) con un stellium en Capricornio (Mercurio, Sol,
Neptuno, Venus, Urano y Marte: 0º45’, 4º49’, 4º57’, 5º35’. 7º21’ y 24º30’)
quien a su vez tenía su propia Venus Urania completándose con el trígono de
Saturno (Tauro, 3º21’). La conjunción estaba en quintil con Venus natal de
Eugenia.
[21] The Oxford Dictionary of Art, Oxford
University Press, USA, 2004, pag. 138)
No hay comentarios:
Publicar un comentario